La 4ª leprosa bajó al canalla de la cima

Mariano Bereznicki / La Capital

Dejó toda la sensación de ser un rodaje más que un partido. Y terminó al mejor estilo yanqui. Después de ver la película del clásico en la sala de Bella Vista, se la puede catalogar como de suspenso. Aunque el final tuvo un cierto toque de comicidad para uno, y dramatismo para otro. Es que los protagonistas de este film plasmaron en casi toda la mañana un papel que hizo pensar al espectador más de la cuenta. Pero cuando la cinta parecía llegar al fin, apareció en escena en el segundo minuto del tiempo adicionado al reglamento el actor paraguayo Osvaldo Salinas y se llevó todos los aplausos, ya que convirtió el gol para la 4ª de Newell’s, que sirvió para dejar de rodillas al entonces líder Central, siendo superior. El telón se bajó con un círculo de jugadores rojinegros festejando en medio del escenario.

Ni el flamante, pero aún no oficializado, director deportivo Angel Tulio Zof pudo torcer el rumbo del partido con su presencia. Porque se dieron dos puntos que fueron el desencadenante de esta historia.

Newell’s jugó el mejor partido de la temporada y Central uno de los peores. Bajo este argumento se basó el papel que exhibieron en Bella Vista leprosos y canallas.

La primera etapa se jugó prácticamente en el área auriazul. De no ser por la excelente actuación del arquero Matías Garavano, seguro que se iban al descanso con una derrota.

En el complemento la lepra continuó con el rol protagónico. Pero le costó vulnerar el arco canalla. Y eso que generó un sinfín de situaciones. En tanto, Central era una sombra de ese equipo sólido que lo llevó a erigirse en el único líder. Es más, hasta acá había sufrido una sola derrota (con Racing) e inmerecida.

Pero el clásico es un encuentro donde los pergaminos quedan al margen. Newell’s pareció entender esta película mejor que los canallas. Y por eso fue el único que aparecía en escena a cada instante.

Aunque para poder irse del escenario con una sonrisa tuvo que esperar hasta casi el final, que fue cuando el paraguayo quebrantó la resistencia de Garavano y desató la locura y fiesta en un sector de la sala de Bella Vista. Mientras que del otro lado había gente que quedó con las manos vacías y como buscando alguna explicación del porqué se jugó tan mal.