| domingo, 31 de agosto de 2003 | Color leproso Toda una pasión que se apagó en el final Unos tres mil hinchas hicieron retumbar sus gritos Un sólido acompañamiento de hinchas leprosos trasladó su ilusión hasta el Cilindro de Avellaneda. Unos tres mil rojinegros desplegaron una buena cuota de color y calor en la tribuna visitante de un estadio semivacío. Toda la ilusión de un viaje de más de cuatro horas hasta Avellaneda pareció congelarse en los primeros seis minutos del partido cuando Arsenal sorprendió y se puso 2 a 0 arriba. Sin embargo, el ánimo de la hinchada leprosa no decayó y el aliento tampoco.
La actitud que mostraba el equipo dentro del campo de juego hizo que la parcialidad del Parque no se diera por vencida ni aún perdiendo. Así fue como los leprosos hicieron retumbar sus gritos una y otra vez sobre el cemento desnudo de Racing. Hasta que sus gritos fueron escuchados y el empate, algo que parecía imposible, se hizo realidad.
Mauro Rosales puso el encuentro 2 a 2 y aquella pesadilla de los primeros 6 minutos pasaba a ser apenas una anécdota de una noche donde el frío se transformaba en fiesta.
El último cuarto de hora del partido encontró a la hinchada leprosa saboreando un festejo moderado con una igualdad que no estaba nada mal más allá de que mejor hubiese caído un triunfo. Hasta que ocurrió lo inesperado. El cabezazo de Gandolfi que decretó el 3 a 2 apagó por primera vez en la noche el fervor leproso. Recién entonces hubo un repliegue de banderas rojinegras, un respetuoso silencio y de todas maneras un aplauso final para todo el equipo que aún perdiendo había jugado un encuentro bárbaro. enviar nota por e-mail | | |