| domingo, 31 de agosto de 2003 | Primera B Córdoba fue superior a Italiano con poco y le ganó Javier Parenti / La Capital El charrúa ganó bien, pero le faltó juego. Tuvo el oportunismo para sacar ventaja, pero careció de ideas para no terminar apretado. Se reencontró con los tres puntos, pero deberá crecer para que su campaña no camine por un sube y baja de victorias y derrotas. A Italiano le ganó porque fue superior, sin dudas, pero es bueno reconocer que los azzurros no dieron nunca motivos como para preocupar, ni cuando descontaron sobre el final. Igual, lo importante era el triunfo y Central Córdoba lo conquistó en forma merecida.
Casi media hora transcurrió con más pena que gloria. Sin juego que despertara emociones ni llegadas con olor a gol. Córdoba buscaba la pelota pero quienes debían tenerla no lo hacían. Ni Panchito Fernández, ni Petrovelli, ni Garequita Pérez. Tres volantes con buen pie y similares características, que parecen no encontrar sus posiciones para jugar al mismo tiempo, algo que deberá rever Santángelo.
Claro que Italiano vino sin ideas. Sólo presentó guapeza mal entendida en algunas jugadas, como fue la expulsión de Metz a los 15 de la parte final, y con la desventaja de dos goles en la mitad final tiró a tres delanteros a pelearla como sea.
Por esto, ni bien llegó el primer gol quedó claro que la victoria se quedaba en Tablada.
Aira metió una buena pelota en la medialuna y Guffanti la cabeceó al gol, colocándola lejos de la estirada del arquero, junto al palo derecho, en el 1 a 0 tranquilizador, en el momento justo para que los reclamos que empezaban a hacerse oir en la platea se acallaran.
Poco después, sin que mediaran otras jugadas de interés, otro cabezazo aseguró el triunfo charrúa. Pelota larga para Fernández, que se equivocó primero, corrigiéndose después, con el pase largo a la bocha del pelado Ferri, que la colocó junto al palo izquierdo de Raña. El 2 a 0 era lapidario para el desdibujado Italiano. Pero Córdoba equivocó el camino en el complemento. Por eso, Santángelo les gritaba a sus jugadores que tocaran, que jugaran en bloque y que no se apresuraran con la pelota.
No le hicieron caso. Entonces el partido se hizo de ataque y contraataque con pelotazos. Nadie la paraba. Nadie pensaba.
Córdoba tuvo las chances más claras, pero las desperdició. Y la visita logró descontar de la única forma posible. Pelota parada y cabezazo de Yriarte. Pero esto sólo agregó tensión, no peligro. Y los minutos se consumieron hasta que el final encontró a los charrúas festejando un triunfo tranquilizador. enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Pelado Ferri marcó su gol y lo festejó con todo | | |