| domingo, 31 de agosto de 2003 | Recuerdan en Córdoba a las víctimas de la tragedia de Lapa Córdoba. - A cuatro años de que el vuelo 3142 de Lapa terminara en llamas frente al aeroparque porteño Jorge Newbery, sobrevivientes y familiares de las víctimas de la tragedia realizaron un acto frente a la Catedral de esta capital con la consigna "los culpables aún sin condena y con las mismas condiciones de inseguridad en el sistema aéreo".
El avión se estrelló en la noche del 31 de agosto de 1999, a poco de despegar desde el aeroparque porteño rumbo a la ciudad de Córdoba, lo que causó la muerte de 67 personas y heridas a medio centenar, según consta en el expediente.
La causa, radicada en la Cámara Federal de Apelaciones porteña y caratulada de "estrago culposo", se encuentra a la espera de que se analicen las apelaciones que presentaron los abogados de los diez imputados, y de que se estudie también la apelación de la Asociación de Sobrevivientes y Familiares de Víctimas de la Tragedia, que pidió revisar el sobreseimiento de dos personas.
En consecuencia, podría ser elevada a juicio oral y público recién en el 2004.
Los procesados son siete directivos de la ex Lapa, entre ellos al presidente de la firma Gustavo Deutsch. También están imputados tres jefes de la Fuerza Aérea que habrían contribuido con su negligencia a la tragedia.
Los familiares pidieron que se procese nuevamente a Nora Arzeno, quien era gerente de Recursos Humanos de Lapa y debía conocer la capacidad técnica de los pilotos, y de otro responsable de Prevención de Accidentes.
Esas presentaciones ingresaron en abril pasado y se espera que en los próximos días la Cámara de Apelaciones se expida.
No obstante, aunque se estima que la resolución confirmaría los procesamientos, el juicio comenzaría el año próximo.
Marisa Beiró, de 33 años, una de las sobrevivientes de la tragedia, expresó en declaraciones al diario La Voz del Interior que "recién ahora estoy tranquila. Mi vida está en calma y valoro las cosas en serio: mis hijos, mi marido, la familia, la vida en sí, las cosas cotidianas de cada día".
Marisa trabajaba para una perfumería en el momento del accidente y sufrió gravísimas quemaduras en el cuerpo. Durante ocho meses estuvo encerrada en dos institutos médicos, donde realizó la correspondiente rehabilitación. En la tragedia perdió a su mejor amiga, Jacqueline Rico.
"Mis hijos me ayudaron a salir adelante. Gracias a ellos, y también a mi esposo, me di cuenta del valor de la vida", comenta Marisa, quien aguarda que se haga justicia. (DyN) enviar nota por e-mail | | |