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 domingo, 31 de agosto de 2003

Un goce oculto y perverso
El psicólogo Jorge Degano encuadra el fenómeno del francotirador en la ruptura de redes sociales y la explosión de la marginalidad

El psicólogo Jorge Degano sostiene que el fenómeno del Loco de la Escopeta debe ser entendido dentro de un marco específico. "Encuadra en las conductas que se han llamado en otro momento sociopatías y que son endilgables a un modo de composición de la subjetividad colectiva que se ha producido en los últimos tiempos. Las apariciones (del francotirador) comienzan en la época del menemismo, cuando la retirada de las redes sociales produjo cortes en lo social por los cuales muchas personas fueron expulsadas a la marginalidad", dice.

"La ruptura de esas redes hizo que pudieran emerger públicamente ciertas cuestiones antes contenidas y que eran desacostumbradas en la Argentina", agrega Degano, profesor de la Facultad de Psicología y director del Centro de Estudio e Investigación en Psicología y Legalidad.

La del Loco de la Escopeta "es una conducta de alguien no contenido, que expresa pasiones incontrolables y una necesidad de protagonismo, que esta persona obtiene por el retorno que viene con los medios de comunicación". La posible clave de ese comportamiento se encuentra en "un gozo intimo, muy profundo, que esta persona recibe con el acto de dispersión colectivo que causa. Porque él produce el terror colectivo, pone a la gente en fuga, y para que esto tenga lugar debe existir el miedo y no las palabras. Por eso es algo que no puede compartir; si pasa al orden de la palabra se rompe el encanto del acto puro y pierde el gozo del acto silencioso".

Degano coincide con las presunciones de algunos investigadores respecto a que el Loco de la Escopeta es un solitario que calcula cuidadosamente sus pasos. "Realiza actos de corte paranoico, que revelan inteligencia en sentido intelectual y de planificación. No sé si es una sola persona. Hay un sujeto que dispara, pero ese sujeto puede ser encarnado por muchas personas. Se trata de una conducta habilitada, instalada como posible, a la cual se pueden sentir convocadas otras personas. Claro que decir que son muchos tal vez provoque mayor pánico".

El posible perfil del Loco "está en ese acto de gozo profundo cuyos componentes fundamentales son el silencio y la planificación; si es ermitaño o una persona de bien con doble personalidad, como dice la policía, es una cuestión para tener en cuenta pero no sé si aporta demasiado". Lo decisivo, para el especialista, es que "estamos ante un fenómeno que habla de la necesidad de recomponer ciertas redes sociales: el costo de la retirada del Estado fue la producción de marginalidad. El hecho de que muchas personas quedaran al descubierto permitió que determinado tipo de conductas o pasajes al acto de contenido psicopáticos fueran entonces posibles".

No se trata sólo de alguien como el Loco de la Escopeta. "Determinados delitos económicos son menos espectaculares pero también hablan de un gozo oculto y perverso que consiste en el manejo del otro, objetivizando al otro sujeto. Por eso, más que pensar en una persona, o que la detención de una persona puede resolver el problema, es necesario pensar esto en términos de subjetividad colectiva, en conductas colectivas".



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