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 lunes, 25 de agosto de 2003

Análisis
La garra y el corazón, los atributos para la victoria
Esta vez lo temperamental se impuso a la falta de vuelo futbolístico

Lo prioritario: había que ganar y lo logró. Lo importante: sustentar con hechos concretos el entusiasmo que se disparó en la gente quedó para mejor oportunidad. Lo accesorio, o no tanto, es que en otro momento Newell's no ganaba un partido como este. Lo empataba o hasta incluso podía perder. Y ese era el primer peldaño en el que comenzaba a naufragar cualquier intento de supervivencia en pos de pelear por algún objetivo.

Ahora bien, haciendo un lectura un poco más profunda hay que decir que Newell's no se pareció en nada, o en casi nada, al equipo que hace ocho días enmudeció al Monumental, o mejor dicho lo dejó en llamas, con su victoria.

Aquel plantel apoyó su triunfo en la seguridad de los del fondo, con Bermúdez como estandarte, y en la efectividad de los delanteros. Pero el aspecto más saliente en el que edificó esa victoria fue en el andamiaje colectivo e individual de su mediocampo. Rosada fue un león; Guiñazú la rueda de auxilio permanente a la hora de la recuperación y punzante e incisivo cuando tuvo la pelota en los pies; mientras que Patiño fue el encargado de mostrar todo su talento por su sector.

Pero ante un rival como Quilmes, que en la consideración general era de menos quilates que aquel pero que demostró ser más compacto como equipo, el mediocampo rojinegro casi nunca pudo hacer pie. Y salvo en esporádicos pasajes, sucumbió ante la superpoblación de volantes rival y que derivó en el patrimonio del manejo del balón en prolongados pasajes.

Rosada perdía más de lo que ganaba en esa zona con Benítez y Sanabria, los volantes más adelantados deQuilmes; el propio Benítez le ganaba la espalda seguido a Patiño y complicaba por ese sector, el lugar por donde los quilmeños volcaron la mayor parte del juego; y Guiñazú sólo aportaba su trajín pero poca claridad.

Este andar más prolijo del medio quilmeño desnudó algunas dudas de la última línea, que no exhibió la seguridad de otras tardes y que mostró falta de coordinación.

Desde el juego, a Newell's le faltó inteligencia, pero una verdad de perogrullo dice que cuando no se puede jugar bien, para ganar hay que poner otras cosas. Y ayer Newell's apeló a la garra y el corazón para quedarse con una victoria importante, desde lo conceptual y lo anímico.

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Guiñazú se apresta a rematar pese a la marca.

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