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 lunes, 25 de agosto de 2003

El arte, los escenógrafos y los decoradores

Sábat no se preocupa por polemizar sobre lo que sucede en el arte. "Voy a decir cosas son obvias -advierte- pero que hay que recalcar: tristemente la competencia fenomenal que hay dentro de lo que podrían llamarse las artes hace que los protagonistas no se den cuenta de que la competencia está basada en saber quién es peor y no mejor. ¿Por qué razones? porque se está poniendo de por medio quién vende más o cotiza mejor sus cosas y cuando uno piensa en la historia del arte con mayúscula, aparece don Vicentito. A ese tipo le compró un cuadro su hermano y ahora lo venden en 80 millones de dólares. Si algún ejemplo nos dejan algunos individuos, no todos, es precisamente que hicieron cosas por amor al arte, pero eso no es usual ahora".

-Evidentemente muchos asocian el ser artista a la cotización de la obra...

-Por eso digo que se compite por ver quién es peor. Está probado que el siglo XX dio pocos artistas comparado con lo que fue la fenomenal lista del siglo XIX.

-Pero en el siglo XX las artes se abrieron a otro tipo de prácticas y se debe tener en cuenta la importancia de lo conceptual.

-Quiero hacer una precisión. Creo que hasta hace 50 años las exposiciones eran de pintores, grabadores, dibujantes y escultores. Llegado cierto momento entran a intervenir escenógrafos y decoradores, y aclaro que no tengo ningún prejuicio contra ellos pero a la inversa sí. Vi en un museo de Helsinski un espacio muy grande y en el medio cuatro piedritas, a mí eso no me emociona, y creo que el arte no sólo tiene que comunicar sino que tiene que emocionar, de manera positiva o negativa pero emocionar.

-El calificativo de escenógrafos y decoradores no les caería muy bien a los artistas que imagino hace referencia.

-No tengo ningún empacho en decirlo porque sé que es así o por lo menos es como hay que designarlos. Si no les gusta es un problema de ellos.

-Sus pinturas están relacionadas con la caricatura, ¿cree que hay un menosprecio por eso?

-Sí, hace poco veía obras de Soutine, un pintor extraordinario, y las cosas de él no son corrientes. Es un ejemplo de un hombre que trabajaba la imagen física de una manera muy libre, y la gente en general está aliada al convencionalismo y a revistas que lo único que proclaman y defienden es la anorexia o cosas por el estilo. Es difícil hacer cosas estando la revista Hola o Gente, que son las revistas culturales que hay.

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