Newell's va por la ratificación

Quiere consolidarse ante Quilmes

Las pulsaciones van a mil. La hora del partido se acerca y miles de leprosos se aprestan a tributar su agradecimiento a un plantel que ya no podrá manejar la mesura, al que ni siquiera le será útil machacar con un discurso preventivo. Las incorporaciones subieron a los rojinegros a la cima de las expectativas y el triunfo sobre River en el Monumental hizo las veces de catapulta para depositarlos en la nube más alta.

De poco servirá presentar a Quilmes como un equipo más que respetable, invicto y compensado que parece no padecer el karma del cambio de divisional. Será inútil recordar que los partidos no se ganan antes de empezar y que los prejuicios se hacen trizas ante el primer descuido, o el acierto del rival.

Desde las tribunas bajará una excitación poco común y ese será el primer ítem que deberá manejar el equipo capitaneado por Bermúdez. Escrito sea de paso, el Patrón volverá a cumplir con la función de esponja que tan bien conoce y ejecuta: absorber todas las presiones para que el resto gire en torno a sus decisiones, su sapiencia futbolística y su temperamento. No sólo en cuanto a la relación con la pelota, sino a la coordinación mínima imprescindible que necesita un equipo entre su cabeza y sus pies para desandar la estrategia prevista y no sucumbir ante agentes externos.

Desde afuera, e intentando una abstracción casi pura, también resulta complicado imaginar a Newell's por debajo de los cerveceros al final de los noventa minutos.

Es que la explosión de juego colectivo e individual que se produjo en el Monumental será difícil de olvidar por unas cuantas semanas. Otro punto a manejar: prescindir de lo actuado, priorizar el presente.

Nombre por nombre el equipo de Veira tiene de su lado el favoritismo, pero el fútbol es un juego de equipo. No obstante, en ese rubro los rojinegros también son más fuertes que la recientemente ascendida entidad del sur del Gran Buenos Aires.

Todo está armado para una fiesta en la que el primer paso será tributarle a los jugadores su reconocimiento por la victoria en Núñez después de 11 años.

Los jugadores deben mantenerse al margen, casi imperturbables. Esa será la batalla más difícil. El resto debería llegar por decantación.

Bermúdez y Ré en la espera de Quilmes.