| domingo, 24 de agosto de 2003 | Desde hace tres meses los docentes dan clases y no cobran lo que corresponde Una nueva aula permitió a 33 adultos de Empalme retomar la secundaria Una oportunidad única para quienes ya veían perdido su acceso al aprendizaje. Inexplicable apatía ministerial María Delfina Peralta tiene 75 años y 9 nietos. Se define como la abuela de un grupo de 33 alumnos que desde este año se decidió a comenzar la escuela secundaria. Su historia, de esfuerzos y muchas ganas de aprender, se reitera con distintos matices en cada palabra de los alumnos adultos del aula radial ubicada en República 6130, Empalme Graneros. Este anexo depende de la Escuela de Enseñanza Media Para Adultos (Eempa) Nº 1.307 y fue habilitado este año para atender a una población adulta sin otras posibilidades de estudio. Si bien se dictan clases desde hace tres meses, sus docentes aún no cobran las horas cátedra que les corresponden.
El aula radial se comenzó a gestar en el Centro Crecer Nº 11 del barrio, donde surgió la necesidad de tener una escuela para adultos. La idea consiguió adhesiones de muchos vecinos que hasta el momento -por razones de transporte y seguridad- no veían cercana la posibilidad de concluir la escuela media. En septiembre de 2002 elevaron el pedido al ministerio y en mayo de este año consiguieron la autorización para funcionar. Igual, no abandonan la esperanza de la propia escuela para albergar más estudiantes que, aseguran, ya preguntan dónde inscribirse para el próximo año.
El lugar para enseñar fue cedido por el Centro Comunitario "Alicia Moreau": es pequeño, ordenado y en él se respira trabajo. Alcanza para que aprendan 33 adultos, en su gran mayoría mujeres, con niños y con horas de trabajo a cuestas. "La escuela me hizo sentir que no sirvo sólo para barrer la casa. Me gusta venir y aprender, puedo dialogar mejor con mis hijos", dice Lilián García, una de las alumnas. Otras compañeras afirman que si no fuera por el aula que se habilitó en el barrio no hubieran podido seguir los estudios.
Las horas de estudio se reparten en clases de matemática, ciencias, lengua, contabilidad e inglés, con distintos profesores. Sin embargo, el esfuerzo de alumnos y de los docentes no es por el momento reconocido. Hace tres meses, desde que comenzaron las clases, que no cobran las horas cátedra -en total 16 semanales- asignadas. Los horarios de enseñanza van de lunes a viernes, de 18 a 21, pero para recuperar los días sin clases -empezaron a principio de junio- asisten los sábados, de 9 a 12, y sólo se tomaron una semana de receso escolar de invierno.
María Martínez es profesora de matemática. Para ella, "trabajar con alumnos adultos es una experiencia incomparable", ya que ellos están por propia voluntad, valoran mucho el esfuerzo y, a pesar de que "suelen comenzar con muchas inseguridades", el tiempo va haciendo más creíble la idea de que es posible seguir. Al comentario de la docente se suma el de Petrona Sir (o Charo, como la llaman en el barrio). Es la presidenta del centro comunitario y también alumna de la Eempa. "Esta posibilidad rompe con la cultura limitada que se tiene de la mujer", cuenta para todos.
Por donde se la mire, la oportunidad de asistir a una escuela tiene sus beneficios. Y así lo expresan Ricardo Benítez, de 38 años, que ve en la escuela "una posibilidad de superación", y José Alancay, el abanderado y mejor compañero del aula radial, que no dudó en considerar que asistir a clases "es un sueño grande, el de contar con la dignidad de la enseñanza".
Mientras tanto, el director de la Eempa Nº 1.307 -de la que depende el aula-, Mario Cilberto, no puede entender "cómo luego de tres meses no se incluye el pago de estas horas. Conseguimos la casa, los bancos, los libros y hasta pongo 10 pesos de mi bolsillo cada mes para pagar el teléfono", comentó. Desde el ministerio aseguraron que las horas están autorizadas y a la firma del ministro de Educación provincial, Daniel Germano. enviar nota por e-mail | | |