| sábado, 23 de agosto de 2003 | Internet, un cambio radical Entre los temas de mayor repercusión que se dieron en el marco del congreso realizado en Firmat, figuró el de nuevas tecnologías y educación. Al respecto, Félix Temporetti expuso sobre la aparición del mundo virtual. El investigador de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) asoció ese hecho al proceso que en su momento produjo en la subjetividad la llegada de la imprenta de tipos móviles con el libro. Y señaló que la realidad digital, a partir del bits, inaugura otra manera de representar, de comunicarse, de desear y de pensar que se deberá convivir con nuestras anteriores certidumbres.
Temporetti es secretario de Ciencia y Tecnología, profesor de psicología y de posgrado en la carrera de doctorado de la UNR, además es docente de las universidades de San Martín y Autónoma de Madrid. En su opinión, la incorporación de esta nueva dimensión a la educación deviene en un carácter dual en el que coexistirán los esquemas clásicos con los virtuales. Y apuntala su propuesta en una indagación profunda, cómo la cultura conforma la manera de pensar, de sentir y de desear. Según Temporetti, con la realidad virtual aparecen nuevas maneras de comunicarse, de intercambiar mensajes y el deseo, además de fundar una libertad inédita. "La pregunta es nos aproximamos para qué, allí aparece la opción individual, para ser más eficientes o mejores y felices", interrogó el investigador. Y acotó que conserva el optimismo, si perduran los espacios plurales de pensamiento crítico, lo que permite singularizarse frente a la globalización.
En este sentido, para Temporetti, una de las funciones de la escuela, es globalizar la solidaridad. "Hay dos escuelas: la real y la de la burocracia que va sin rumbo y sin sentido en parte porque la propia realidad derrumbó sus propuestas", acuñó el investigador. Además dijo que en la provincia de Santa Fe hay una trayectoria de una escuela crítica y solidaria, al margen de que haya sido filtrada por la corrupción como el resto de las funciones sociales.
Pero para Temporetti hay una salvedad rigurosa para las nuevas tecnologías: articular la ética y la estética que, como productos de la intersubjetividad, no puede dar una máquina. "No es sólo aprender, es transmitir valores y afectos que nos marcan. Un niño reconocido y valorado desata su capacidad en los límites que puede, tampoco se hace milagros con el amor", explicó.
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