 | domingo, 17 de agosto de 2003 | "Todopoderoso": Todo es válido para hacer reir Carolina Taffoni / Escenario A veces no está mal ir a ver una película y encontrarse con lo que uno espera, con todo tipo de fórmulas incluidas. Es más, en el caso de "Todopoderoso" es una experiencia realmente feliz. ¿Quién dijo que las comedias de Tom Shadyac con Jim Carrey ("Ace Ventura" y "Mentiroso, mentiroso") estaban acabadas? Acá está "Todopoderoso" para terminar de confirmar que cualquier recurso es bueno para hacer reír, desde el absurdo hasta la grosería, pasando por los gestos exagerados, la sátira, la burla y hasta el delirio. Lo mejor de "Todopoderoso" es que no le tiene miedo a nada, a riesgo de irse por las nubes y pecar de ingenua y, paradójicamente, de pretenciosa. Y también están Jim Carrey y su personaje, un periodista simpático y chistoso que, convertido en Dios por una semana, transforma su vida en un desastre. Los puntos flojos son pocos pero visibles. La película repite trucos y cae en ese vicio hollywoodense de la moralina y la bajada de línea innecesaria. Por suerte las carcajadas compensan esa sensación de molestia.
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