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 domingo, 03 de agosto de 2003

Viejo esplendor. La estación deberá recuperarse, hoy está sin campana ni reloj
Después de 11 años sin servicio volvió el tren a la ciudad de Santo Tomé
Unas 200 personas dasafiaron la lluvia y el frío para dar la bienvenida al ferrocarril en el deteriorado andén

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Santa Fe. - "Viene el progreso y la comunicación", gritó un joven que con mordaz ingenio desempolvó la frase del fondo de los tiempos. Pero sus palabras nunca como ayer, en la vieja y deteriorada estación de Santo Tomé, adquirieron la dimensión de una apropiada actualidad: después de 11 años, llegaría el tren y por eso la estación -pese al intenso frío y la copiosa lluvia- recobró vida súbitamente, como hasta hace poco hubiera sido impensable.

Unos dos centenares de personas desafiaron al inclemente clima; su afán por convertirse en testigos de un hecho histórico pudo más que el abrigo de sus hogares. De ese modo, nostálgicos ferroviarios, autoridades, vecinos y familias enteras colmaron el andén aún debajo de las goteras de su galería; acabada muestra del abandono de los años sin ferrocarril.

"Mi padre me traía cuando yo era chico a ver llegar el tren, por eso hoy he querido traer a mis hijos", dice entre expectante y excitado un hombre de mediada edad. De su mano, el más chico de sus hijos de ocho años confiesa que nunca viajó en tren y que ahora su papá le prometió que lo haría. Las anécdotas se repiten y los recuerdos van de boca en boca. Un memorioso que peina canas asegura que fue testigo de la filmación de "Los inundados", el célebre filme de Fernando Birri que tuvo a la estación del Central Argentino de Santo Tomé como uno de sus escenarios. Más allá alguien recuerda el esplendor perdido del lugar y vitupera a los descomedidos que se robaron la campana. Otro, pregunta por el reloj. Una estación sin reloj está incompleta, como incomunicada quedó la Argentina sin el servicio de trenes.

El ánimo fue del todo festivo. El andén con la gente, la banda de la policía y las autoridades fueron ayer una postal surgida de un relato de Marco Denevi o de algún autor costumbrista aunque imposible de descontextualizar del todo. Mientras un grupo de ex combatientes de Malvinas hacían detonar cada tanto bombas de estruendo y blandían una pancarta con su consigna: "Trenes=soberanía", una señora polemizaba con un grupo de entusiastas seguidores del gobierno para quienes "la recuperación del tren es un logro del presidente Néstor Kirchner".

"Estos también tendrían que decir que fueron ellos quienes nos lo sacaron", se quejaba la mujer. El tono político de la jornada se completaría con las declaraciones de las autoridades a la hora del arribo. El tren había partido el viernes a las 21.50 desde la Estación Retiro en Buenos Aires y entre su pasaje se contaba la presencia del secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, quien así ratificaba el carácter oficial e inaugural del viaje y de lo que luego definiría "como una política de Estado".


Llegada
Eran las 8.40 cuando la banda irrumpió con una marcha triunfal, las bombas de estruendo se incrementaron y la multitud se agolpó al borde del andén agitando pañuelos, banderas argentinas y paraguas, gritando y aplaudiendo. No pocos lagrimeando. El tren venía, el tren volvió.

Y tuvo una apoteósica bienvenida. "Esta es la recepción que estamos haciendo a esta idea del doctor Kirchner por lo que quiero hacer extensivo el agradecimiento de la población de la ciudad y la región. Es para nosotros un orgullo y honor recibir al secretario de Transporte de la Nación en representación del presidente. Esto es un símbolo de la reactivación", arengó no bien bajó del tren -fue uno de los pasajeros del viaje inaugural- el intendente santotomesino, Roberto Schmidhalter.

A su turno, Jaime dijo que "siempre el presidente de la Nación nos dice que ciertos hechos valen más que mil palabras. Por eso en su nombre y del presidente De Vido quiero agradecer infinitamente a Trenes de Buenos Aires (TBA) por tomar la decisión de unir nuevamente la capital del país con Santa Fe, adonde en no más de 30 o 40 días estará llegando. Este es un compromiso del presidente de la Nación y nosotros lo queríamos cumplir. Ustedes se merecen esto y mucho más".

El funcionario relató luego que el viaje "fue muy ameno" y se lamentó haber jugado al truco porque perdió, pero rescató que tomó mate y conversó mucho con los pasajeros, y prometió que el gobierno "seguirá uniendo los pueblos del país con el servicio" tanto como que la idea "servirá para reactivar las fuentes de trabajo que significan los talleres ferroviarios de Laguna Paiva y San Cristóbal. Para que esos lugares vuelvan a tener actividad necesitamos que haya trenes marchando".

La demora del servicio que demandó un poco más de 11 horas (se estima que lo normal serán 10 en una primera etapa), según se explicó ayer, obedece entre otras razones a la necesidad de mantenimiento de las redes de vías y a razones de seguridad. Aún resta que la ciudadanía se vuelva a mentalizar de que circularán nuevamente los trenes y adoptar los recaudos necesarios en las vías.

Jorge Molina, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicación de TBA, aseguró que va a salir todos los viernes a las 23.50 y va a estar llegando a Santo Tomé a las 9.30 del sábado. Coincidió en afirmar que "se ha estimado que conforme los trabajos que se necesitan para reparar el tramo de vías respectivo, en 30 o 45 días el servicio va a llegar a la ciudad de Santa Fe".

Los fondos para adecuar estaciones e instalaciones necesarias, según el ejecutivo de TBA, deberán "ser aportados por el Estado. La infraestructura ferroviaria es cara. El Estado ha tomado la decisión de la reapertura de los ramales y ahora, seguramente, se reprogramarán las obras que se necesitan hacer". El intendente de Santa Fe, Marcelo Alvarez, se mostró "feliz y satisfecho porque se recupera un servicio que importará un beneficio para los ciudadanos".

Al momento de llegar el tren ayer arreciaba la lluvia y el secretario de Transporte de la Nación quiso restar importancia al hecho y afirmó: "No nos ha jugado una mala pasada el tiempo, el agua es una bendición". El tren volvió y habrá que esperar que se convierta nuevamente en una costumbre argentina y en herramienta de progreso y comunicación.

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Unas 200 personas le dieron la bienvenida al tren.

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