| domingo, 03 de agosto de 2003 | Peeling: Una piel siempre joven ¿Qué es el peeling? ¿En qué casos está indicado? ¿Cada cuánto tiempo es aconsejable realizarlo? Estas son algunas de las preguntas más frecuentes que surgen en torno a una técnica, que cada vez adquiere mayor popularidad. La aparición de sustancias más eficaces y el perfeccionamiento de este tratamiento permiten devolver a la piel juventud y luminosidad.
El peeling consiste en la eliminación de distintas capas de la epidermis para favorecer la regeneración de la piel, pero el número de capas a eliminar dependerá del tipo que se realice: superficial, medio o profundo. Puede ser físico o químico, y según el agente utilizado se obtienen distintos beneficios, como el aumento del colágeno, despigmentación de manchas o el control sobre la grasa y bacterias en las pieles acneicas.
Esta técnica está indicada en casos de envejecimiento fisiológico o actínico y para manchas y acné, aunque puede emplearse como un medio para mantener una piel sana, tersa, libre de impurezas y luminosa.
Son diversas las sustancias que se utilizan para la realización del peeling y la elección dependerá del objetivo del tratamiento (despigmentante, antiacneico o antiarrugas). En todos los casos se consigue mejorar la calidad de la piel y la producción de colágeno y elastina.
u Peeling superficial: cierra los poros, atenúa las cicatrices originadas por el acné y las arrugas finas, aporta uniformidad al tono y un aspecto más juvenil y saludable. Este tipo de peeling ayuda a controlar el acné, las foliculitis y las secreciones sebáceas, y pone a la piel en mejores condiciones para recibir cualquier tipo de tratamiento dermatológico.
u Peeling medio: está indicado en el caso de envejecimiento solar o tóxico, ya que actúa sobre las arrugas finas y de profundidad media, y para controlar las manchas actínicas. También se emplea como paso previo o complemento de muchos tratamientos médicos, como el lifting o los rellenos.
u Peeling profundo: con buenos resultados, actúa sobre las arrugas superficiales, medias y profundas, elimina manchas actínicas y solares y queratosis. También produce la retracción de la piel, lo que mejora notablemente los problemas de flacidez.
La periodicidad dependerá del objetivo del tratamiento, así como de la sustancia empleada. En los peelings para aportar luminosidad al rostro, se realizan entre cuatro y ocho sesiones semanales o quincenales. Una vez obtenidos los resultados deseados, se hace una sesión de mantenimiento cada cuatro o seis semanas.
Cuando la intervención en la piel es profunda, las sesiones se espacian más en el tiempo y el tratamiento completo se repite una vez al año. Si el peeling es muy profundo, no suele repetirse en años. Después del tratamiento la higiene es inexcusable, e imprescindible la protección solar y evitar la exposición directa. enviar nota por e-mail | | |