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 domingo, 03 de agosto de 2003

Apuntalan a la más antigua iglesia porteña por peligro de derrumbe
Es la de San Ignacio de Loyola, que está en el corazón del casco histórico, al lado del Colegio Nacional

La iglesia de San Ignacio de Loyola, la más antigua de la ciudad de Buenos Aires, estuvo al borde del derrumbe y para evitarlo fue preciso cambiar sobre la marcha el sistema de apuntalamiento, mientras continúan los estudios para arreglarla, dijeron ayer voceros del gobierno porteño.

Jorge Burrieza, director general de la Guardia de Auxilio y Emergencia de la Capital Federal, explicó que "la estructura estaba cediendo hacia el frente, ya que estaba en estado de colapso, por lo que hubo que apuntalarla de urgencia".

Sin embargo, el funcionario detalló que "una vez apuntalado, eliminamos el riesgo de derrumbe, por lo que ahora se pueden terminar los estudios para iniciar la refacción".

A su vez, la secretaria de Logística y Emergencia municipal, Lía María, dijo que por las condiciones en que está la estructura, hubo que hacer un apuntalamiento ya que la estructura está rajada y había riesgo de derrumbe.

La funcionaria precisó que la ciudad tuvo que pagar cerca de 10.000 pesos por el apuntalamiento, en tanto que la Dirección Nacional de Arquitectura se encargará de los costos de la refacción.

Según Burrieza, "la fachada estaba cediendo hacia el frente, que es lo que sostiene la estructura de la iglesia, y como el estado era de colapso, había urgencia por apuntalar".

Agregó que era fundamental realizar el apuntalamiento con prontitud y que por eso, desde hace casi una semana, fue cortado el tránsito sobre la calle Bolívar al 200, lo que desde entonces viene complicando la circulación en el Casco Histórico. Los primeros trabajos de apuntalamiento de la iglesia ubicada al lado del Colegio Nacional Buenos Aires, comenzaron en la última semana de mayo, pero en julio los técnicos cambiaron el sistema y comenzaron a colocar estructuras metálicas, al detectar que había que alivianar a toda costa el peso de la estructura que descansaba sobre la espadaña (frente del edificio), que está rajada.

Desde aquella época, los especialistas de la Dirección Nacional de Arquitectura, junto a un profesional de la Nunciatura, iniciaron los estudios de la estructura de la vieja iglesia para terminar la planificación.

El cateo (estudio de la densidad de las paredes y suelos) se realiza con un ecorradar, que muestra, como en una ecografía, el estado interior de la paredes y cimientos.

El método, que no afecta a las paredes -ya bastante rajadas, incluso en el frente- permitió confirmar que los ladrillos están pegados con barro, ya que la cal en esa época casi no se usaba y el cemento se empezó a usar mucho después.

Los trabajos fueron reclamados desde hace más de un año por el párroco Francisco Delamer quien, alcancía en mano, llegó a pedir contribuciones en la calle para poder realizarlos y después inició un movimiento, que incluyó corte de calle, para que no circulasen más colectivos en la zona del Casco Histórico.

Aunque el tema no fue resuelto, los arquitectos explicaron que van a consolidar las paredes con inyecciones de cemento para darle fuerza a la estructura y poder sostener sin problemas el campanario y el frente del edificio. (Télam)

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El templo tiene grietas muy importantes.

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