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 domingo, 03 de agosto de 2003

Financiamiento. La habilitación del BCRA para prestar a tasa fija más CER genera desconfianza en la gente y apatía en bancos
El crédito indexado no cosecha adhesiones
La medida tiene objeciones jurídicas porque viola un artículo de la ley de convertibilidad que prohíbe indexar. El recuerdo de la 1.050 contribuye a generar incertidumbre

Sandra Cicaré / La Capital

¿Existe algún argentino que se anime a endeudarse a largo plazo? La respuesta a este interrogante también permitiría saber si prenderá entre la gente la idea de tomar créditos (hipotecarios o prendarios) indexados por el costo de vida (CER), una iniciativa que comenzó a estudiarse más detenidamente después de que el Banco Central (BCRA) habilitara a los bancos a realizar este mecanismo con la idea de bajar los niveles de las tasas.

Todo parece indicar que esta modalidad sería una fórmula para que los bancos puedan "calzarse", como suelen llamar en la jerga financiera a la posibilidad de asegurar su capital y evitar quedar descolocados ante una disparada inflacionaria.

Sin embargo, la idea no prendió con demasiada fuerza entre las entidades que hoy están altamente líquidas pero a plazos cortísimos, lo que hace imposible pensar en prestar a más de cinco años. "Hablar de que un banco, tomando un plazo fijo a 30 días pueda dar un crédito a 10 años es imposible", resumió el economista Jorge Bertero.

"Los bancos tienen aversión a la tasa más CER por la posibilidad de que no se cumplan los contratos pautados", dijo el titular del Banco Municipal, Daniel Pavicich. "Por ejemplo, si un mes la inflación salta al 20% tienen el temor de que por ley el Congreso determine que no se puede aplicar semejante tasa", ejemplificó el directivo.

Si a los bancos no los seduce la posibilidad, más aún son las reservas que se tienen desde el otro lado del mostrador. "Hoy un deudor responsable no se endeuda", dijo el economista del Iaef, Adrián Giacchino, quien explicó que en este sentido opera fuertemente "la incertidumbre sobre la evolución de las variables como los precios de los bienes y el dólar, sumada a la ruptura de los contratos" que se produjo en la crisis de fines de 2001.

Por otra parte, la indexación trae el recuerdo de las secuelas que dejó la famosa circular 1.050 del BCRA, que en 1980 convirtió en impagables las acreencias de más de un millón de deudores (ver aparte).

Mediante esta circular el capital de los créditos se fue indexando hasta convertirse en una espiral de la cual resultó imposible salir. Muchos la comparan con el sistema de seguros que ideó por estos días el BCRA para aquellos créditos indexados por el CER (índice que mide la evolución de los precios minoristas), mediante el cual el ajuste no podrá superar el 1 por ciento mensual. En el caso de que la inflación supere ese porcentaje, el saldo restante se cargará sobre el capital.

El Central autorizó a las entidades a ofertar créditos indexados por CER para lograr reactivar el mercado de préstamos a largo plazo que hoy está prácticamente paralizado en la Argentina. De esta forma se busca reducir los niveles de las tasas de interés a un dígito y así convertir en atractiva la oferta para los tomadores y asegurarle a los bancos el calce de cartera.

Si esta posibilidad prospera, las entidades otorgarían créditos a una tasa fija a la que le agregarían el componente de la inflación que varía mes a mes. Por caso, si se piensa en una tasa fija del 9 o 10 por ciento, a la que se le sume el CER (que se estima acumulará un 5% en el año) se está frente a un crédito con tasas del 15 por ciento, levemente por debajo de las que hoy ofrece el Banco Nación al 15,75 por ciento anual nominal para créditos hipotecarios que van de 5 a 15 años.

Pero aquí juega muy fuerte el factor tiempo asociado a la incertidumbre que aún existe sobre el futuro del país. "Nadie va a tomar crédito con estas tasas porque la gente tiene mucha incertidumbre sobre cuál será la evolución del costo de vida", dijo Salvador Di Stéfano de la Fundación Libertad, para quien "hay una inflación contenida" en el contexto de una economía con "control de cambio, control del precio de las tarifas y sin acuerdo a largo plazo con el Fondo Monetario Internacional".

Con lo cual, para el analista la medida ideada por el Central "es inteligente pero poco realizable".

Mientras entre los tomadores sigue primando la desconfianza ante todo, para los bancos la fórmula de tasa más CER es una alternativa más de forma que de fondo.

"Cualquier tasa tiene incorporada la expectativa inflacionaria, aunque sea libre", dijo Pavicich, quien explicó que cuando un banco pauta una tasa de interés suma una serie de elementos como el riesgo, los gastos de administración, la rentabilidad y sin duda también la inflación.

De esta forma, la tasa fija más CER o la tasa variable en definitiva terminan impactando de la misma manera en el bolsillo del tomador del crédito, puesto que cualquier disparada inflacionaria se hará sentir en cualquiera de ellas.

Sin embargo, impactará de modo diferente según se trate de una empresa o un particular.

"Para una empresa puede ser interesante por la previsibilidad y porque ellos pueden trasladar la inflación al precio de sus productos, en cambio para un particular puede tornarse preocupante ya que no puede hacer lo mismo con su salario", explicó Pavicich.


Indices irreconciliables
Aunque los bancos llegaran a sumarse a esta opción y la gente se animara a tomar créditos indexados por el CER, aún queda una barrera que limita esta posibilidad. Se trata del desfasaje que existe entre el nivel de los salarios y los precios de los bienes, que hoy tornan imposible que un deudor logre calificar para obtener un préstamo a largo plazo.

"Hay un escenario de salarios caídos y aumento del precios de los bienes", dijo Giacchino.

Para Di Stéfano, "hay un divorcio entre el precio de los bienes y los salarios" y citó como ejemplo: para obtener un crédito prendario de diez mil pesos en 36 cuotas debés pagar 400 pesos mensuales. Para acceder a esta cuota debés ganar 2.000 pesos. En tanto, para un hipotecario de diez mil pesos a cinco años, la cuota mensual está en el orden de los 300 pesos, lo que demanda un ingreso de 1.500 pesos.

"Con diez mil pesos no comprás ni un auto, ni un terreno y mucho menos una vivienda prefabricada", disparó el analista de la Libertad, para quien la realidad crediticia actual se resume así: los que quieren un crédito no califican y los que califican no lo quieren.

Para los analistas consultados por La Capital la herramienta que habilitó el Central no resulta la panacea para el negocio de los bancos, que consiste en prestar plata. Sucede que para que el sistema funcione las entidades también deberían asegurarse la indexación de los depósitos, una medida que ya está vigente pero que ningún banco utilizó para salir a captar fondos.


La plata por otro lado
Como el desfasaje entre depósitos y préstamos sigue siendo muy aguda, una alternativa que se estudia es el ingreso de inversores como las AFJP, que son actores de largo plazo, para financiar a los bancos en estas líneas de préstamos.

Las aseguradoras invertirían en fideicomisos gerenciados por los bancos y conformados con la cartera crediticia que se origine a partir del nuevo mecanismo de indexación.

Para Bertero los límites de esta opción lo constituyen los títulos públicos en default que están en su mayoría en poder de los bancos, a un precio nominal muy por encima del real.

"Creo que hasta que no se encauce el tema de la deuda en default es muy difícil", dijo el economista.

A su criterio, "comprar un certificado de deuda emitido por un agente fiduciario debería ser atractivo, tendría que ser seguro, pero con tasas de interés de los títulos en default, creo que no se soluciona esto. Sólo puede haber buenos intentos y alguna que otra promoción, pero no creo que resulte para una demanda masiva de créditos", aseguró Bertero.

En el mismo sentido se expresó Di Stéfano, "es una idea tirada de los pelos, ya que la realidad es que el sistema no está para dar créditos porque tiene patrimonio neto negativo, ya que cuenta con títulos del Estado en default a valores que no son los reales".


Un artículo no derogado
Pese a que fue la propia autoridad monetaria la que habilitó a los bancos a recurrir al ajuste de créditos en base a una tasa más CER, aún sobrevuela detrás de esto todo un debate jurídico que cuestiona la legalidad de la medida, porque va contra el artículo tercero de la ley de convertibilidad que aún no fue derogado y que prohíbe expresamente la indexación.

Por otra parte la medida resulta muy parcial teniendo en cuenta que, por caso, no se pueden ajustar los balances por inflación y sí se utiliza esta medida para los préstamos a largo plazo.

"Aunque la indexación está prohibida el CER es una indexación", dijo el economista Orlando Ferreres, para quien recurrir a esto es "peligroso" porque se acelera la inflación y se corre el riesgo de llegar a la hiperinflación, como ocurrió en los años 80.

"Cuando uno indexa todo, congela los precios relativos y los cambios se producen acelerando la inflación y así llegamos a lo que le pasó a (Raúl) Alfonsín", dijo el economista.

Los ecos de la crisis de diciembre de 2001 y su correlato durante 2002 aún están muy frescos en la mente de la gente que sigue desconfiando del sistema financiero.

Y aunque el nivel de depósitos tras la apertura del corralito prácticamente se mantuvo, las colocaciones de cortísimo plazo dan cuenta de este temor.

Los bancos, por su parte, aún esperan la compensación por la pesificación y siguen haciendo negocios de cortísimo plazo y a tasas por las nubes y muy pocos demuestran gran interés por cambiar de política por el momento.

Aún así, desde Economía confían en que la habilitación para indexar moverá el mercado crediticio, mientras que desde el BCRA son más cautos y sostienen que las novedades recién podrán verse a fin de año.

En esta Argentina, todavía nadie se anima a proyectar a largo plazo.

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Mientras el salario es bajo, los bienes aumentan.

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