| sábado, 02 de agosto de 2003 | ¿Quién dijo que está todo perdido? Comprensión, humanidad, acompañamiento. Una sonrisa. Qué importante encontrar eso cuando ante una urgencia se debe acudir a un centro asistencial. La persona enferma (ahí lo sabe, cuando se enferma) se siente la más frágil del mundo, cercana al desamparo. Y así estaba mi hijo accidentado hasta que lo recibieron los doctores Carlitos Bianchi y Martínez Lotti en el Centro de Traumatología. Mil gracias para ellos. Quién dijo que todo está perdido.
Jorge Cánepa
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