| sábado, 02 de agosto de 2003 | Museo de la Memoria Respecto del mentado proyecto de montar una costosísima dependencia municipal llamada "Museo de la Memoria", creo tener el derecho, -como ciudadano contribuyente- de hacer una observación sobre el tema. La democracia, nos lo inculcan desde la más tierna edad, es el sistema de gobierno en el cual el pueblo delibera a través de sus representantes. En nuestra comunidad de Rosario, nuestros representantes son el señor Binner y el cuerpo de concejales. Ellos son los encargados de administrar nuestros impuestos de manera que ese dinero vuelva al ciudadano en obras que beneficien a toda la comunidad. El arreglo de un bache en San Martín y Lamadrid o la poda de malezas en accesos a la ciudad son mejoras para todos los ciudadanos. El espíritu de todo quehacer municipal, gestionado con fondos provenientes del erario público, debe ser el bienestar para todas las personas pertenecientes a esa comunidad. Medios de transporte, iluminación, recolección de residuos, centros asistenciales de salud, parques recreativos, espacios verdes, constituyen en parte el destino de nuestros impuestos. Un museo es el depositario colectivo de las expresiones culturales o científicas de una ciudad. El mismo es patrimonio de todos, y su fin es instruir al pueblo acerca de su acervo cultural. Este no es el caso del Museo de la Memoria. No es ya el pueblo el que delibera a través de sus representantes, sino un sector de esos representantes incluido el señor Binner, que a costa de sus impuestos pretenden hacer realidad alguna de sus fantasías setentistas sin siquiera molestarse en realizar una consulta popular, la cual, no me cabe duda sería una negativa rotunda seguida de un ¡terminen el Heca 2 primero!, ¡rehagan Derecho primero!, ¡tapen un maldito bache, primero!
Marcelo Mendieta
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