Derecho: también apuntan a los municipales

El juez de Instrucción Carlos Carbone tomó ayer una declaración informativa a dos empleados municipales que habrían arrojado bombas de estruendo durante la protesta en la plaza San Martín el 1º de julio pasado, el mismo día que se prendió fuego el Museo de Ciencias Naturales y un sector de la Facultad de Derecho. Aunque el juez quería interrogarlos acerca de lo que hicieron ese día para dilucidar si tuvieron alguna responsabilidad en el origen del incendio, los tres hicieron valer su derecho a abstenerse de declarar. Otros tres municipales que también habrían estado a cargo de los morteros ya fueron citados por el magistrado y tendrán que pasar por el mismo trámite, posiblemente hoy a la mañana.

La declaración meramente formal que tomó Carbone a Jorge Martínez y Juan Caserío es idéntica a la que ya sometió a los máximos referentes de todos los gremios de estatales que pedían un aumento salarial en la ruidosa manifestación que precedió al incendio. Es lo que se llama declaración informativa e implica que si bien existe algún grado de sospecha sobre la participación de las personas en un delito, no hay evidencia suficiente ni siquiera para imputarlos y tomarles una declaración como acusados.

Al parecer, Carbone contaría con testimonios que ubican a Martínez, Caserío y los otros tres operarios que aún no fueron al juzgado, manipulando los morteros que llevaron a la manifestación los empleados municipales. Una fuente cercana al magistrado dijo ayer a La Capital que por el momento no hay sospechas más concretas sobre ellos, como sucede con otros manifestantes que incluso están imputados. "Al menos, no por ahora", aclaró el vocero.

El juez ya imputó a seis operarios de la EPE, quienes habrían quedado muy comprometidos por varios testigos y por imágenes de TV donde se los ve accionando los morteros. Según las pericias de los Bomberos Zapadores de Rosario y de la Policía Federal, el incendio se inició en el museo, presumiblemente cuando restos aún encendidos de las bombas de estruendo cayeron sobre sus techos y entraron en combustión con una membrana que los recubría y hojas secas.