Año CXXXVI Nº 49908
Política
La Ciudad
La Región
Opinión
Información Gral
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Escenario
Ovación
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 19/07
Campo 19/07
Salud 16/07
Autos 16/07


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 20 de julio de 2003

Analiza las razones de su privilegiada situación en la escena argentina
Enrique Pinti: "No me considero un alertador de conciencias"
El actor dijo que aun en un país ordenado sería el vocero de los que buscan un mensaje movilizador

Rodolfo Bella / La Capital

¿Qué hace de Enrique Pinti una figura de excepción en el teatro argentino? El actor se considera un privilegiado y lo mejor es que lo es prescindiendo de la televisión y el cine, que casi lo ignoran, aunque él no lo lamenta. Su última obra, "Candombe nacional", fue estrenada a principios de 2002 y está por alcanzar cifras que parecen de cualquier lugar menos de Argentina: 450 representaciones, más de 220 mil espectadores y la posibilidad de continuar hasta septiembre, para después partir a España con un unipersonal.

Según reconoció, de "Candombe nacional" solamente modificó el monólogo inicial. "El resto -dijo a Escenario- es contar la historia desde 1983 hasta hoy, una apelación a la memoria como casi todos mis espectáculos". ¿Qué determina, entonces, la permanencia de este lúcido cronista de la memoria en un país en el cual miles de personas no tienen resuelto el presente ni el futuro? En la entrevista que sigue, algunas claves para una respuesta.

-¿Qué piensa que ve en usted su público?

-Ven en mí a un vocero y a un intérprete que, a través de un artificio escénico donde el humor es lo más importante, dispara una mezcla de alegato, panfleto y denuncia. Eso hace que la gente siga viendo mis espectáculos. Creo que a esta altura de mis 63 años es único en el país.

-¿Es el único espectáculo en el cual se habla de actualidad política?

-No es que no se haga actualidad política en otros espectáculos. Se hace muy graciosa y muy bien. Creo que lo que no hay es un análisis y una apelación a no olvidar. Esa apelación a la memoria que hago desde "Salsa criolla".

-¿Puede modificar conciencias?

-Es una catarsis. Lo necesito. Yo uso el escenario para poner todas mis ideas ahí arriba. Pero no modifica ninguna conciencia porque después lo votan a Menem o a quien sea. No me creo que soy un alertador de conciencias. Soy sólo un cronista y lo digo con toda la voluntad de que la gente se acuerde de cosas que son concretas y reales, como cuando Menem dijo que no había desnutrición.

-El menemismo ya no existe. ¿Ya tiene una mirada crítica sobre el presidente Kirchner?

-Hasta ahora no, porque desde que está hizo todo lo que yo grité desde el escenario que había que hacer. No puedo ser tan absurdo de criticar por criticar. Nunca lo hice porque además no soy quién. Lo que está haciendo es parte de lo que yo siempre dije que había que hacer. Atacó el problema de la educación, la policía, el ejército y los empresarios.

-¿Cómo reciben las nuevas generaciones la revisión del pasado?

-La respuesta hasta ahora es de una total adhesión y agradecimiento por decirles qué pasó. Ellos agradecen mucho la información y salvo que tengan alguna opción tomada en contrario, se conectan.

-En su libro "La democracia que nos parió" y en sus espectáculos compara Estados Unidos con lo que ocurre en Argentina en algunos aspectos, ¿son realmente comparables?

-Argentina tiene cosas comparables con todos, porque es muy cosmopolita, y al mismo tiempo con características muy personales. Estados Unidos es la potencia número uno y por lo tanto es imitada, pero acá hacemos imitación de quinto carbónico. Por eso tenemos algunos problemas en común, pero además por otras cosas que hacen a la naturaleza humana, que es la misma, por lo menos en el mundo occidental.

-¿Por qué cree que ganó Bussi en Tucumán?

-Ganó por 17 votos. Bush ganó por diez votos de mierda y por lo mismo que ganó Bush: porque promete seguridad, mano dura y violencia contra nuestros supuestos enemigos y la gente cae en la trampa. Se repite en todas partes y no es que Estados Unidos sea igual a nosotros o viceversa: es la naturaleza humana.

-¿Cómo enfrentan los jóvenes el hecho de ocuparse del pasado y la memoria cuando no pueden ocuparse del presente ni del futuro?

-Creo que todos se están dando cuenta que no es tan fácil irse ni quedarse en ninguna parte. En Estados Unidos los republicanos hicieron que los extranjeros sean sospechosos, especialmente después del 11 de septiembre. En España la política de la derecha endureció el tratamiento de los inmigrantes. El lugar en el mundo lo elige uno. Pienso que la felicidad es el objetivo primordial. Si uno no va a ser feliz y si lo único que hará es sufrir por unas condiciones de vida paupérrimas, realmente es mejor tratar de arreglar tu país.

-En sus espectáculos usted habla de Argentina año verde. En esa Argentina año verde o en Suiza, ¿hubiera sido humorista también?

-Creo que sí. Seguramente si viviera en una sociedad ordenada no haría este humor, sino que hablaría acerca de que lo suizos tienen resueltos todos sus problemas o simplemente los ignoran. Como resolvieron su problema económico, creen que todo está bien. Yo sería una ladilla suiza. Recordaría, como lo hizo un cineasta suizo en el Festival de Cannes, que su país se convirtió en el banco mundial donde el mundo tiene metidos sus intereses; que de alguna manera, sin darse cuenta, o sí, son la protección de la mafia, la guerra, el horror, las armas y el hambre de todo el mundo. Si yo estuviera en Suiza, diría esas cosas. Y ya me habrían echado.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

cartelera
Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Pinti relata la historia de Argentina con humor.

Notas Relacionadas
El horror por los actos injustos

"Mi trinchera es el teatro"


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados