| sábado, 19 de julio de 2003 | "Don Néstor, no se olvide" Rosa Barreiro, la mamá de Sebastián, de 5 años, que murió en el atentado, se aferró a la mano del presidente Néstor Kirchner tras mucho forcejeo para llegar al palco central del acto.
"Yo soy la mamá del más chiquito que murió, se llamaba Sebastián", alcanzó a decir al presidente, quien inclinó medio cuerpo por sobre la baranda del palco para escucharla. "No se preocupe, algunos dolores de cabeza tengo por decir lo que pienso y eso seguirá así", garantizó con los ojos enrojecidos.
Nunca antes el dolor y la bronca habían dejado colar algo de esperanza durante un acto por el aniversario del segundo y más cruento atentado del terrorismo internacional que sufrió el país.
A las 9.53, el presidente y su esposa Cristina Fernández -vestida de negro y con anteojos del mismo tono- escucharon la frase que cada año abre el recuerdo: "En este instante hace 9 años asesinaron a nuestros padres, a nuestros hijos". A la sirena, siguió el minuto de silencio.
Después de los discursos, llegó el final no previsto por la custodia, el que muy pocos esperaban después de años de ausencias oficiales. "Presidente, ayúdenos, díganos unas palabras", gritaba la gente que se resistía a desalojar la calle Pasteur.A Sofía Guterman, madre de una joven muerta en el ataque, la reconoció entre la multitud: es una de las más activas críticas de la causa. "Ayúdenos por favor", clamaba la mujer mientras le pedía que pronunciara un discurso. "Antes yo venía a este acto de aquel lado, como usted, ahora estoy acá, yo voy a hablar por los hechos y estaré otra vez acá el año que viene", pronosticó Kirchner.
Mientras, la custodia desesperaba por desalojar el palco y preservar el físico del presidente, que seguía hablando con la gente. "Don Néstor, no me falle"; "Yo soy de la comunidad boliviana, siempre lo seguimos"; "Néstor no se olvide", "contamos con usted", se gritaba en la calle.
Después de casi una hora y otra vez entre aplausos, saludos y abrazos, Kirchner pudo caminar media cuadra hasta el nuevo edificio de Amia para dar una breve conferencia de prensa. Al dejar la mutual, volvió a responder saludos en la calle y mucho más tarde de lo previsto por su comitiva, dejó la calle Pasteur en el primero de los nueve automóviles de su comitiva.
Desde el asiento trasero, con la ventanilla baja, siguió saludando a los vecinos de la cuadra. "Qué bueno que un presidente salude, así tendría que haber sido siempre, si de última lo elegimos nosotros", evaluaba un quiosquero que había conseguido su autógrafo. enviar nota por e-mail | | |