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 domingo, 13 de julio de 2003

Quebrada de Humahuaca: pinceladas de acuarela
A 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy, por la ruta 9, comienza la Quebrada de Humahuaca, que conserva un notable legado cultural por valles y montañas multicolores.

La Quebrada de Humahuaca, uno de los paisajes más maravillosos del noroeste argentino y alojada en la provincia de Jujuy, fue declarada recientemente Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La Quebrada de Humahuaca conjuga una serie de atractivos naturales, culturales e históricos, como sus cerros multicolores y las cadenas de pucarás (fortalezas indígenas).

A 39 kilómetros de San Salvador de Jujuy, por la ruta 9, comienza la Quebrada de Humahuaca que abarca unos 170 kilómetros de valles y montañas trazadas de sur a norte. Sobre el cauce del río Grande, que las recorre, las sierras presentan distintas tonalidades de acuerdo a los minerales que las conforman, destacándose los tonos rojizos y ocres.

Volcán, es el primer pueblito de la Quebrada, desde San Salvador de Jujuy, con una laguna que ofrece abundantes pejerreyes. Más adelante está Tumbaya, a 2.094 metros de altura con su capilla del siglo XVIII y un manantial donde, según la leyenda, bebió San Francisco Solano.

Otras de las atracciones del circuito quebradeño son la feria artesanal de Purmamarca y su cerro de los Siete Colores, el museo de historia nacional en Posta de Hornillos y los carnavalitos de Maimará.

El paseo continúa en Tilcara, que revive la tradición aborigen con la presencia de la fortaleza de Viltipoco, último cacique de la tribu de los omaocas que ofrecieron tenaz resistencia a la colonización española. En la capital arqueológica de la provincia los lugareños ofrecen a los paseantes creaciones artesanales. Más adelante surgen las serranías de Huacalera, donde un monolito indica el cruce del trópico de Capricornio y luego aparece el pueblo de Humahuaca, que lleva el nombre de la Quebrada, con sus casas de adobe, callejuelas estrechas y empedradas y la iglesia con sus cuadros de la escuela de Cuzco, Perú. Quienes visitan el lugar coinciden en señalar que en este rincón del mundo el tiempo parece haberse detenido definitivamente.

La Quebrada de Humahuaca es un extenso valle montañoso de perfil asimétrico que constituye un sistema patrimonial de características excepcionales. A lo largo de 10.000 años este valle andino fue escenario de gran parte de los desarrollos culturales de la región, en un recorrido ininterrumpido que abarca desde la instalación de los primeros pueblos cazadores hasta la actualidad, donde los lugareños adoran a la Pachamama, lucen ponchos multicolores tejidos por ellos mismos y cargan a sus hijos en la espalda durante gran parte de la jornada.

La Quebrada de Humahuaca funcionó a largo de la historia como vía de interacción, vinculando territorios y culturas distantes, desde el Atlántico al Pacífico y desde los Andes a las llanuras meridionales.

Camino de arrieros y caravanas de intercambio, ruta de los Incas antes de la llegada de los españoles, vía del comercio entre el río de la Plata y el Potosí a través del Camino Real y vínculo contemporáneo entre diferentes países de la región, la Quebrada de Humahuaca representa un "sendero" de ida y vuelta para el intercambio multicultural, evidenciado en costumbres ancestrales y rústicas edificaciones que acompañan su geografía.

Ritos ancestrales

La Quebrada de Humahuaca es mucho más que un paisaje de montañas multicolores; es también una comarca generosa en pasturas, ideal para la época de procreación y amamantamiento de los animales que la habitan, como ovejas, cabras, llamas y vicuñas. Imponentes cardones, algunos centenarios, rodean estas montañas que son regadas por las aguas chocolatadas del río Grande, curso fluvial que la recorre en toda su extensión, junto a las vías del ferrocarril y a la ruta que llega a Bolivia.

En cada comunidad quebradeña se mantiene la costumbre de realizar festividades como la de la Pachamama, el Misachico y la Flechada, y también el Casamiento y el Cambalache, celebraciones que se acompañan con abundante comida y bebidas regionales.

El rito de la Pachamama, cuya festividad es el 1º de agosto, consiste en darle de comer a la tierra, que todo lo da y todo lo produce; el Misachico adquiere su mayor relevancia en la religiosidad de la semana santa; en la Flechada se bendicen las casas nuevas, mientras que el Casamiento de ovinos es común en el carnaval, y la esencia del Cambalache es el intercambio de productos entre las comunidades.

Esto se practica todos los años con fe y devoción, com la masiva participación de los pobladores, quienes se desinhiben al ritmo del tradicional carnavalito, un estilo musical que caracteriza a los habitantes de estos lares.

En la Quebrada de Humahuaca abundan las casas construidas con barro y piedra, y con techos de barro y paja, que brindan abrigo ancestral, cuando en julio la temperatura desciende a los cinco grados bajo cero.

Según la costumbre, y para paliar los rigores del frío, en los pueblos quebradeños se preparan platos de comidas como picantes de pollo y de lengua de vacuno, y también tamales y mote con maíz y habas, que se sirven muy calientes.

En el circuito de la quebrada el alojamiento en habitaciones dobles en los hoteles se consigue desde los $50, en las hosterías desde $35 y en residenciales desde $24. Los campings cobran desde $3 por persona.

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La Quebrada abarca 170 kilómetros de valles.

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Circuito de la Quebrada.

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