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 domingo, 13 de julio de 2003

Entrevista a Juan Manuel Lardizábal, presidente de Adefa
"Es necesario un plan perdurable para que la industria automotriz se sostenga"
Prevé un crecimiento "lento pero sostenido de la actividad". Dice que es un buen momento para comprar

Gabriel González / La Capital

Le tocó asumir la conducción de Adefa (Asociación de Fábricas de Automotores) el año pasado, cuando la industria llegó a vender a razón de 5.500 unidades mensuales, en el peor período de toda su historia. Sin embargo Juan Manuel Lardizábal confía en que el sector afianzará su crecimiento "en forma lenta pero sostenida". Para apuntalar esta recuperación el ejecutivo que también preside la filial argentina de Renault espera acordar el mes próximo un plan de beneficios para activar la demanda, que deberá tener un resultado fiscal neutro para el Estado y pretende ser un régimen que perdure a través del tiempo. En este diálogo con La Capital Lardizábal sostiene que la relación con Brasil es estratégica pero plantea que no se necesita "más Mercosur sino mejor Mercosur". Evita definiciones taxativas con relación a la nueva gestión de gobierno pero plantea que "hay que darle a (Néstor) Kirchner los primeros 100 días" y muestra a priori su confianza sobre el rumbo que seguirá a la hora de tomar las definiciones estratégicas en materia económica.

-¿Cómo impacta la reactivación sobre la industria automotriz?

- Nuestra industria funcionaba muy bien mientras vendíamos de 40 a 45 mil autos al mes, pero eso ocurrió hasta cinco años atrás. Luego vino el ciclo de recesión y finalmente la depresión económica, que tuvo al año pasado el peor período de la historia para la industria, cuando apenas llegamos a vender 5.500 autos mensuales. Hoy estamos en 9.500, se ha crecido un poco, pero estamos muy lejos de las necesidades básicas del sector; con estos volúmenes la mayoría de las empresas tienen rentabilidad negativa. Si bien surgen datos preocupantes como la caída de 13/14 por ciento de las compras brasileñas del último trimestre, tengo prudentes expectativas de estar en una etapa de crecimiento lento pero sostenida, que permitirá llegar a fin de año con una producción de 110.000 a 120.000 unidades.

-El crecimiento industrial se frenó pero la gente renovó esperanzas. ¿Qué resultado da esta ecuación en términos de consumo?

- Es un fenómeno difícil de explicar porque hay varios factores asociados. Por un lado está que la incertidumbre política -no toda- se ha despejado. Tenemos un presidente elegido por el pueblo que está ejerciendo el mandato popular, lo cual no es poco si nos fijamos en el estado de situación que se padeció en el primer cuatrimestre del año pasado. Yo siempre dije que a medida que fuera menguando la incertidumbre política lo mismo iba a ocurrir con la incertidumbre económica. Un segundo punto es que la gente advierte que los precios de los vehículos en términos de dólares están muy bajos, y algunos con buen nivel de liquidez ven una coyuntura para aprovechar y hacer un buen negocio comprando barato. Las terminales no hemos impactado toda la devaluación, hay una brecha con relación a los costos históricos que no se ha podido cerrar por los niveles de salario de la población y la falta de crédito. En tercer lugar se ve un sector de la economía en el cual la incertidumbre de perder el empleo ha menguado y ese puede ser un factor positivo. Por último, aparecen señales de crédito y financiación. Todo esto ayudó a que el clima haya mejorado un poco.

-¿Qué cifras están manejando para la industria?

-Tal vez podamos llegar este año 110 a 120 mil vehículos. Es poco para la capacidad instalada, pero estamos confiados en que la situación va ir mejorando.

-En algún momento se habló de un nuevo plan de beneficios para impulsar la compra, ¿en qué quedó eso?

-Tuvimos conversaciones con el ministro de Economía (Lavagna) y nos pidió que dejásemos pasar este período. Creemos que para mediados del mes próximo vamos a tener un nuevo encuentro del cual aspiramos surja una solución.

-Durante la gestión de Duhalde les dijo que no, ¿es de esperar esta vez un nuevo Lavagna?

-Lavagna nos explicó en su momento que tenía cuatro variables para encarrilar antes de incidir en la dinámica de la economía real: orientar la negociación con el FMI, solucionar el problema del corralito y el corralón, evitar que el dólar no se dispare y una hiperinflación. Hace poco estuvimos de nuevo con él y resultó muy feliz escuchar de su boca que el crecimiento tiene que tener como motor al consumo y no a las exportaciones, un concepto que compartimos plenamente. En el caso nuestro el café es el mercado interno y las exportaciones son la crema, que es importante pero sólo un complemento y no resuelve lo central. Ahora tendremos que ver al ministro en la segunda fase, cómo darle dinámica a la economía y afianzar el crecimiento. En este sentido tenemos prudentes expectativas de ponernos de acuerdo.

-¿Los sectores ligados a la producción y comercialización automotriz arribaron a un consenso en torno a un plan de reactivación sectorial?

-Hay dos principios sobre los cuales estamos trabajando unas 50 empresas. La idea pasa por reactivar el sector, que el Estado recaude más y que la comunidad se beneficie. Hay que tener en cuenta que un parque automotor antiguo significa muchos accidentes. Hoy los siniestros automotrices son la segunda causa de muertes en el país, en el año significaron 8.000 mil víctimas, y en la mitad de los casos estaban involucrados vehículos en mal estado. En la medida que encontremos la fórmula de reactivar sin que el Estado tenga costo habrá una posibilidad de dinamizar al sector. También nos preocupa no poner en marcha un plan que dure una cantidad determinada de meses por lo que viene después, porque al terminar se caen las ventas. La idea es que sea un plan sustentable en el tiempo.

-Cuáles serían las medidas que se deberían tomar de modo concreto?

-Tenemos cuatro o cinco alternativas para inducir la demanda. Es bastante complejo cumplir con la premisa que nos dio el gobierno en el sentido que no tenga costo fiscal. Las terminales queremos que el beneficio vaya directamente al bolsillo del consumidor. Además se están estudiando alternativas de financiación y una fórmula para que el Estado honre la deuda que tiene con las terminales, una señal necesaria para mandarles a las casas matrices.

-¿Las provincias tendrán que hacer su aporte vía ingresos brutos?

-La reformulación de ingresos brutos e impuestos distorsivos será para otra etapa, cuando se reformule la coparticipación federal y se haga una reforma fiscal.

-¿Le sirve al sector la política de privilegiar el Mercosur?

-El Mercosur es estratégico pero no debemos privilegiar más Mercosur sino mejor Mercosur. Si no nos ponemos de acuerdo sobre algunos principios básicos como los que fundamentaron la instauración de la Unión Europea va a ser difícil que se puedan tener expectativas muy favorables. La oportunidad de hacerlo es buena porque hay dos presidentes que recién han iniciado sus mandatos. Si ellos se ponen de acuerdo en tres o cuatro principios básicos y el bloque negocia en conjunto con el Alca, EEUU y el resto del mundo se verán los resultados.

-¿La escala del negocio automotriz en la Argentina puede afectar las inversiones?

-El ciclo de los automóviles se acortaron mucho. De 25/30 años se ha reducido sólo a ocho, por la necesidad de ofrecer nuevas tecnologías y productos innovadores. Es cierto que en estos últimos tiempos fueron muchas señales a contramano del deber ser y de las potencialidades que tiene el país, como el default y el aplauso, que hicieron dudar a muchos sobre cómo perseverar en los ciclos de inversión. Pero la industria automotriz ha dado pruebas concretas de su voluntad: Toyota hizo una inversión de 200 millones de dólares que ahora va a ampliar, Peugeot largó el 307, Fiat se pone a exportar motores. Las renovaciones se van dando y el 70 por ciento de los vehículos que se comercializan aquí son los que están rodando en Europa y en EEUU, en los grandes mercados. Sí sería peligroso que el país este año no encuentre su rumbo. La Argentina, tras el arreglo con el FMI, deberá dar señales claras con la reforma de la coparticipación y la reforma fiscal. Son cuestiones estructurales que hay que cambiar. Hay que hacerlo con inteligencia y se puede hacer.

-Qué análisis hace del nuevo gobierno?

-Hay que darle 100 días al gobierno, en los primeros 30 se ocupó de la gobernabilidad y de mostrar su fortaleza, lo cual es entendible por aquello que se hablaba de la debilidad. Me gustaría que se preparara para ser un presidente magnánimo con la sociedad y que no construyera poder pensando en un proyecto personal. Kirchner tiene la oportunidad de hacer un cambio cultural en el país. Está teniendo aciertos y también ha cometido errores. En lo económico aún no lo estamos viendo, quizá sea porque viene de una gobernación cuyos recursos se sustentaban un 95 por ciento en las regalías y sólo un 5 por ciento en la actividad privada. Creo que Kirchner se va a entender con el empresariado, porque es el sector que puede crear riqueza. Existe un nivel de dudas pero yo digo que hay que darle los 100 días y le tengo confianza.

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Lardizabal quiere beneficios para el sector.

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