| domingo, 13 de julio de 2003 | En el día de la amistad La verdadera amistad requiere la falta de apetitos, pasiones, ni mistificaciones de ninguna índole. Es libre, esencialmente desinteresada, instada por el corazón esencialmente pletórico de afectos y buenas intenciones. Cicerón expresó: "En la amistad nada debe ser fingido". Y Mantegazza apuntó: "En el banquete de la vida, la amistad es el pan; el amor es el vino". Yo diría que esta bella cualidad son destellos del alma que sufre y goza el amigo por el otro, con afecto profundo, sinceridad, hombría de bien y dignidad. Luego, la amistad espiritual se impone de suyo por su alta relevancia moral. Esto es lo que debiera festejar siempre, sin rodeos y sin engaños. Y por muchos años.
Felipe Zeinstejer enviar nota por e-mail | | |