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 miércoles, 09 de julio de 2003

Un caso que pone en cuestión a comercios que adquieren alhajas robadas
Ingresan al circuito comercial joyas robadas en casa de Alberto Llorente
Las sustrajo un pintor que identificó los locales donde las vendió. Investigan si los negocios actuaron dolosamente

Ariel Etcheverry / La Capital

Alberto J. Llorente, conocido locutor y animador de televisión, fue víctima de un robo tipo hormiga de joyas y alhajas que uno de los pintores que trabajaba en su vivienda desde hacía dos semanas se llevó de allí. Luego de identificar al ladrón la policía seguía una nueva línea de investigación que apunta hacia un par de joyerías del microcentro de la ciudad, a la sospecha de que a uno de esos locales hayan ido a parar algunos de esos artículos.

El conductor de El Show de AJ, que se emite por Canal 5 los sábados a la tarde, detectó desde hace un par de semanas que faltaban de su casa ubicada en Fisherton dos relojes de oro, pulseras del mismo metal y anillos con piedras incrustadas. Las misteriosas desapariciones hicieron que el veterano conductor radicara una denuncia directamente en la Jefatura de Policía.

AJ se presentó el lunes a la mañana en la Brigada de Investigaciones de la UR II y dio un detalle de los objetos robados. De acuerdo a lo que trascendió pese al hermetismo impuesto por la policía, Llorente guardaba las alhajas y relojes dentro de un cajón ubicado en una de las habitaciones. La primera sospecha que surgió apuntó hacia un grupo de albañiles, pintores y carpinteros que por esos días realizaban una serie de refacciones en su casa.

Entonces los policías que habían iniciado la investigación decidieron poner un señuelo para tratar de detectar al ladrón. Eso se concretó el lunes mismo. La joya elegida para tal fin fue un anillo de oro que llevaba grabadas las iniciales de su propietario. Al parecer la trampa dio buenos resultados porque una vez que los operarios terminaron sus labores del día, un policía se presentó y comenzó a revisarlos uno por uno.

La joya apareció escondida en la media de un pintor de 19 años. Allí nomás, uno de los encargados del operativo labró un acta y detuvo al ladrón, que quedó imputado de hurto a disposición del juez correccional Juan José Alarcón. Según un vocero de la URII, el sospechoso primero negó todo, pero finalmente admitió que había tomado el anillo y que también se había apoderado de dos relojes marca Tissot y Festina, otra argolla de oro y una traba para corbatas del mismo elemento.

Pero lo más sorprendente para la policía fue la confesión posterior. Según trascendió, el muchacho detenido admitió haber vendido las joyas en al menos dos locales del ramo ubicados en pleno microcentro de la ciudad. Los investigadores esperaban que desde Tribunales les extendieran las órdenes de allanamiento a esos locales para ubicar los valiosos objetos.

De acuerdo a una fuente policial, si se encontraran esos elementos en los comercios "apuntados", sus propietarios también serían responsables de encubrimiento por comercializar piezas robadas. "Por más que se dediquen a la compra de oro, los joyeros deben llevar un registro de vendedores con los datos completos de quienes entregan la mercadería. Si no hay registros quiere decir que compran mercadería malhabida", opinó un investigador.

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El animador fue despojado de joyas y relojes.

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