Otra vez se quedó con ganas

Newell's terminó en el 15º lugar y vio postergado el sueño de ingresar a una copa

Héctor Veira le reclamó al plantel el fuego sagrado para ser protagonista del Clausura, pero no lo logró

Luis Castro / La Capital

Una vez más Newell's terminó realizando una campaña tan opaca que obligó a pensar rápidamente en revertir la imagen en el próximo Apertura. El 15º lugar que ocupó en el último Clausura lejos estuvo de aquel objetivo primario trazado por cuerpo técnico y jugadores, cuando disparaban al unísono que "esta vez tenemos que regalarle a la gente la clasificación a una copa internacional". Pero apenas fue una mera ilusión porque aquel fuego sagrado que reclamó Héctor Veira después de las malas actuaciones en la minigira por Uruguay apareció en cuentagotas.

"Al hincha de Newell's le digo que se quede tranquilo", decía el Bambino los primeros días de febrero en la previa al arranque del campeonato, cuando jamás se imaginaba que la campaña iba a ser una de las peores de los últimos años (en el Apertura 97 había finalizado 18º con 14 unidades, cuando era conducido por Zanabria y luego por Puppo).

Claro que a la hora de las comparaciones, más de un rojinegro recordará que de la mano de Andrés Rebottaro el equipo ocupó la 5ª posición en el Clausura 2000 y la 7ª en el Clausura 2002 con Julio Zamora como entrenador. Posiciones que de la mano del Bambino se iban a tratar de superar, pero que al final no se pudo conseguir por la falta de protagonismo que evidenció la lepra a lo largo de toda la competencia.

La irregularidad. Esa fue la constante del equipo de Veira. Nunca consiguió consolidarse y mostrarse como un equipo con pretensiones. Tan es así que en muchas ocasiones el entrenador tuvo que reaccionar para tratar de despertar a los jugadores. "Hay que tener personalidad. Nadie tiene el puesto asegurado y puede volar en cualquier momento. No quiero un equipo con dudas", fue otra de las frases lanzadas con ímpetu por el DT.

Las dudas. Veira y sus muchachos siempre se mostraron optimistas, pero los buenos resultados no aparecían con asiduidad. Y por esto había que meter mano en el equipo y hacer cambios repentinos para encontrar el ideal. Así Passet perdió la titularidad para siempre después del traspié ante Talleres y Liendo fue aconsejado para que buscara ritmo futbolístico en reserva, decisión que el jugador no acató. Además, Ponzio estuvo afuera algunos partidos y Domínguez ocupó la posición de volante central, y Manso nunca dejó de conformar al cuerpo técnico.

Golpe de efecto. Uno de los golpes más duros fue la caída en el clásico, cuando el presidente leproso tuvo que salir a tratar de calmar los ánimos y anunciar que "hay jugadores que cumplieron un ciclo". Y de esa manera amortiguar las críticas hacia el plantel.

Estuvo cerca. La irregularidad de la mayoría de los equipos le permitió a Newell's, a pesar de la poca cosecha de puntos, mantenerse a tiro para alcanzar un lugar en la Sudamericana. Pero la oportunidad fue desaprovechada y no pudo salvar el torneo consiguiendo un lugar.

Silbidos y desazón. Ante Racing y Estudiantes el equipo se fue silbado del Coloso, pero Veira optó por entender el sentimiento popular. Y ante Colón la escena se repitió y ahí sí decidió mostrar su fastidio, confesar públicamente que "este no es mi equipo" y pedir tiempo para armar el propio, con el que tratará de ingresar a una copa internacional y hacer realidad un sueño largamente postergado.

16 de febrero ante River.