| sábado, 05 de julio de 2003 | Las dificultades que fortalecen Un nuevo concepto en educación: resiliencia Fabiana Monti / La Capital Los tiempos de crisis también pueden ser propicios para que los grupos humanos puedan salir fortalecidos y transformarse en agentes de su propio cambio. Desde esta perspectiva, Mirna Ponce Roth, licenciada en psicología y docente de posgrado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se refirió al concepto de resiliencia, de gran discusión por estos días en el campo educativo. La especialista fue invitada para participar del 1º Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Interculturales, realizado del 26 al 28 de junio en el Irice, encuentro organizado para debatir sobre la diversidad cultural en distintos campos de acción.
-¿A qué refiere el concepto de resiliencia?.
-Este concepto se toma de la metalúrgica, que es la capacidad que tiene un material de volver al origen después de recibir un impacto. En las ciencias humanas esto no es así. Frente a la adversidad, un grupo humano sale fortalecido y por eso está muy asociado a desarrollar fortalezas. Por supuesto que esto dependerá de una serie de factores. Entonces el trabajo consiste en investigar hasta dónde el trabajo en grupo -donde se utilizan determinados dispositivos en función de los objetivos- son los más adecuados y cuando se trabaja desde esa perspectiva, sí se produce una modificación.
-¿Esa modificación permanece en el tiempo?
-Para saberlo hay que contar con recursos, para hacer un seguimiento y evaluar los resultados.
-El concepto de resiliencia ¿está ligado a los grupos humanos?.
-En realidad, la resiliencia remite a las relaciones interpersonales, a los grupos y a las instituciones. No se está hablando del héroe, del que por sí es fuerte y puede enfrentar las cosas. Está hablando de la capacidad que tiene un sujeto -en el campo educativo, el niño- que cuenta con un adulto que puede funcionar como un modelo dador de las necesidades del infante y fundamentalmente, aquel que otorga significado a las acciones. Por eso, en el terreno de la educación es uno de los más usados, particularmente en los momentos de crisis social.
-¿Cómo se puede utilizar este concepto en la práctica educativa?
-Primeramente habría que pensarlo entre los docentes, porque cualquier adulto, sino encuentra dentro de sus pares, de las instituciones, la red de contención para ejercer su función, lo que queda como recurso personal es el precio del desgate individual y el voluntarismo.
-¿Esto implica una voluntad de cambio de las instituciones?
-El deseo debe formar parte de un proyecto compartido. No esperar que sea la institución como organismo anónimo, que va a venir a promover a los docentes que hagan algo. Las experiencias más bien son inversas. Los docentes autoconvocados buscan entre ellos la fuerza para llevar adelante los proyectos, venciendo las adversidades. Los cambios son de abajo hacia arriba. Después habrá que ver los cambios que se generan en la cúpula. Cuando hay personas involucradas le dan sentido a lo que hacen.
-¿Para ello es esencial trabajar en forma grupal?
-Hoy hay una deformación en esta cuestión del trabajo en grupo que llamo "grupalismo". Una suerte de moda de juntar a la gente para trabajar en equipo sin detenerse a ver si realmente lo necesitan porque si fracasan, después se piensa que trabajar en grupo no sirve. Discriminar los objetivos y en función de eso decidir lo que es lo más positivo es lo más indicado.
-En el ámbito educativo hay una fuerte tendencia al trabajo grupal o interdisciplinario.
-En las instituciones hay un fuerte voluntarismo pero falta profesionalismo. Es necesario un espacio de capacitación, de intercambio antes de aplicarse el concepto. Hoy estamos demasiado atados a lo inmediato, a lo cotidiano. Si podemos pensar que lejos de demoler, de aplastar, la adversidad genera fortalezas, después de la crisis viene la transformación.
-¿Cómo funciona lo cultural en este cambio de perspectiva?
-Por supuesto que supone un cambio de actitud. En nuestra cultura, estamos acostumbrados a que nos aprovisionen del afuera y esto implicaría ser ser sujetos, actores de esa transformación. Hay que pensar como situamos un concepto para el desarrollo humano y no convertimos simplemente en pasivos agentes que sufren este momento social. Creo mucho en las redes, en las instituciones, en la conciencia social. Como momento histórico me parece apropiado en producir este movimiento, pensar en qué espacio insertarse con otro y ver de a poco cómo se van dando los cambios. enviar nota por e-mail | | Fotos | | La docente de la UBA Mirna Ponce Roth. | | |