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 miércoles, 02 de julio de 2003

Temores propios de la edad

La psicóloga Gabriela Vaisenberg explicó que a lo largo del crecimiento del niño aparecen temores y angustias que son propios de la edad, ante los cuales los padres no deben preocuparse. Lo primero que aparece es la llamada "angustia del octavo mes", que es normal y por lo tanto, se manifiesta en todos los bebés. "El niño que hasta ese momento sonreía a cualquiera que lo mirara, a partir de ese mes empieza a sentirse angustiado. Es en este momento cuando establece la diferencia entre lo conocido y lo desconocido", dijo.

Una vez que cumple el año y comienza a caminar, está más expuesto a los peligros del hogar. No intuye los riesgos posibles, como el fuego, el cuchillo o cruzar la calle sin atención, hasta que la madre lo educa en ese aspecto.

Para la especialista, las madres tienen que estar muy atentas y tener presente que el niño está en una etapa en la cual prueba todo, se trepa y hace travesuras. Estas conductas generarán en la primera educadora que es la madre distintas reacciones, como angustia, un grito o una explicación, para que el hijo detecte los peligros. "En un principio lo que el niño teme y evita es el enojo de la madre, por eso, buscará que no se entere de sus transgresiones", aclaró.

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