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 miércoles, 02 de julio de 2003

Roban y encierran al dueño y al proveedor de un minimarket

Los dos hombres entraron con tranquilidad al minimarket de Avellaneda al 800. Uno pidió que le vendieran un atado de cigarrillos pero el otro, que vestía un elegante sobretodo oscuro hasta las rodillas, desenfundó una escopeta de doble caño recortado y no hubo nada más que agregar. Los propietarios y un repartidor que estaban en ese momento tuvieron que marchar encañonados hacia el baño y el dúo de delincuentes se apoderó de unos 800 pesos en efectivo. Así comenzaba y terminaba el cuarto robo en el negocio y el segundo en 15 días que sufría un comercio de la misma cuadra.

Sucedió ayer, cerca de las 9, minutos después de que Walter Samboelli abriera su negocio de multiventas ubicado a mitad de cuadra de Avellaneda entre Córdoba y Rioja, en barrio Echesortu. El muchacho se encontraba con sus padres y el repartidor de una marca de productos lácteos. Samboelli contó a La Capital que a esa hora no había gran movimiento en el bulevar Avellaneda. "Acá empieza a circular gente después de las 10. Supongo que aprovecharon eso", comentó el comerciante.

Lo cierto es que no había pasado mucho tiempo en que Samboelli y sus padres abrieron al público cuando llegaron los delincuentes. De acuerdo a la descripción de la víctima, el dúo llegó sin hacer mucho ruido al principio. Uno de ellos lucía un saco oscuro largo hasta las rodillas, mientras que el otro tenía un vaquero y pulóver. "Entraron tranquilamente. El de pulóver pidió un paquete de cigarrillos y cuando mi papá giró para dárselos, su compañero abrió el sobretodo y sacó una recortada", narró el dueño del minimarket.

"La verdad es que apenas vi semejante arma me asusté bastante. Tenía dos caños grandes, pero parecía una tumbera, por lo rústica", describió la víctima. A su vez, el otro delincuente esgrimió un revólver calibre 32. Entonces propietarios y proveedor fueron arreados hacia la parte trasera y encerrados en un baño. Todo duró contados minutos y nadie resultó herido ni golpeado. Los delincuentes se alzaron con 600 pesos del negocio y otros 200 que llevaba el repartidor. Después se perdieron por el bulevar.

Samboelli contó que ya sufrió 4 robos graves (dos a mano armada y dos nocturnos), pero la zona suele ser azotada por los asaltos. Hace 15 días asaltaron el locutorio vecino, donde sus dueños tuvieron que colocar una vidriera de acrílico con una ranura que sólo permite pasar los billetes y monedas.

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Samboelli en su local de Avellaneda al 800.

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