Los concejales no tienen memoria

En las últimas semanas se ha desatado una interesante polémica sobre si es conveniente expropiar la emblemática casona de Córdoba y Dorrego, donde funcionó el Comando del II Cuerpo de Ejército, para instalar allí el Museo de la Memoria (se estima que se deberán gastar más de tres millones de pesos), más el costo de rescindir el contrato comercial, más la indemnización del personal que quedará sin trabajo. Un debate que no sólo atraviesa cuestiones económicas, sino culturales y sociales. Nadie quiere olvidar lo que pasó, fueron los años más negros de nuestra historia, y debemos rendir homenaje a todos los que cayeron por defender la libertad. En un momento histórico en que nuestros representantes deberían cuidar el centavo como propio (y no pagar -como lo hace esta provincia- jubilaciones de privilegio, no pagar sobreprecios en las licitaciones; no seguir sosteniendo a tantísimos ñoquis ni usar recursos públicos para el bolsillo propio o el clientelismo) realizar este gasto resulta altamente sugestivo. A qué se debe tanto apuro... ¿será que estamos a pocos días de las elecciones? Los mismos que votaron para que se instale la confitería, son los que ahora votan para que se cierre. ¿Qué pasa, no tienen memoria? La Municipalidad alquiló la casona de Córdoba y Dorrego y allí funcionó la Secretaría de Obras Públicas. Nadie por entonces se escandalizó o se le ocurrió que ese lugar había que preservarlo como un espacio para recordar los crímenes de la dictadura militar. El mismo intendente Hermes Binner que hoy defiende la expropiación de este inmueble, allá por el 99, había sido uno de sus más duros opositores a la expropiación (tildó al proyecto de poco serio y lo descalificó diciendo que "la preocupación fundamental de Rosario no es el Museo de la Memoria, sino tener trabajo"). ¿Cuál es el verdadero interés: instalar el museo o retirar el nombre Rock & Fellers, como bandera de triunfo político? ¿O detrás de esto se ocultan otros intereses?

LE 6.048.231