La hora del confort y el estilizamiento

La historia del Chevrolet Corvette

La cuarta generación del clásico americano se desarrolló entre 1984 y 1997. La era de la electrónica había comenzado

El Chevrolet Corvette cumplió hace pocos días medio siglo de vida, con cinco generaciones que muestran las huellas de la historia de la industria automotriz americana. La cuarta era de este clásico americano va desde 1984 a 1997, un tiempo en el cual el otrora salvaje auto sport había devenido en un sofisticado gran turismo. Cuando Zora Duntov, alma máter de la marca, debió retirarse de General Motors a mediados de los 70, fue Dave McLellan quien tomó la posta para continuar refinando el por entonces ya veterano Corvette Stingray o Shark, pero fundamentalmente para diseñar el nuevo Corvette.

El encargado del nuevo diseño fue Jerry Palmer, quien tenía la difícil tarea de brindar una imagen moderna sin perder la esencia que hacía distinguir a un Corvette a simple vista.

Partiendo absolutamente desde cero se desarrolló el auto desde la posición del conductor. El chasis convencional sería reemplazado por un sistema central tipo columna vertebral que mantendría la conexión entre las suspensiones delanteras y traseras al tiempo que permitía en su interior el paso del tubo cardan. Definitivamente se mantenía el esquema motor delantero y tracción trasera como buen auto deportivo.

La carrocería y la jaula de refuerzo formaban entonces una sola unidad por primera vez en el Corvette (llamada uniframe) lo que diferenciaba a este modelo de los anteriores con el sistema chasis/carrocería.

Los paneles de fibra de vidrio serían luego instalados alrededor de este esqueleto y todo el conjunto tenía aparentemente mayor rigidez lo que favorecía el desempeño deportivo. Las suspensiones fueron rediseñadas tomando en consideración los neumáticos de la época como las Pirelli P7 aunque finalmente se usarían las Goodyear Eagle VR50 de 255/50VR-16 que permitían superar los 215 km/h.

La carrocería presentaba una línea que tenía todos los elementos de un Corvette: fibra de vidrio, luces traseras en pares y circulares, tomas laterales, aspecto agazapado y agregaba una notable aerodinámica que el esbelto modelo previo del 82 no tenía. Era menos curvilínea, menos musculosa, y en este punto hay una línea divisoria con los modelos anteriores.

Una novedad de diseño era el capot, cuya apertura dejaba al descubierto las ruedas delanteras ya que era envolvente, un poco a la manera del Jaguar E-Type entre otros. Los techos T Top dieron paso a un solo techo desmontable y la luneta trasera recordaba mucho al modelo del 82.

El interior era novedoso con la incorporación de un tablero totalmente digital que abandonaba el uso de los clásicos relojes para utilizar luces y gráficos. El resto del equipamiento incluía un sistema especial de sonido Bose desarrollado para el Corvette, asientos de gran sujeción y otros opcionales que elevaban el estándar de equipamiento a lo mejor de su época, apartándose un poco de la tradición de los autos sport.

Un aspecto que permaneció sin demasiados cambios fue el motor. En sus entrañas el nuevo Corvette presentaba el Cross Fire Injection del 82 con leves cambios, de modo que las altas potencias tendrían aún que esperar un poco en el nuevo modelo. El L83 de 350 pulgadas cúbicas entregaba 205 HP, valores de motores básicos de 15 años antes.


Una bisagra en la vida del modelo
La aparición del modelo tardíamente en el año determinó que no habría Corvette 83, y todos serían vendidos como modelos 84, dejando increíblemente el festejo de los 30 años de la marca sin un vehículo fabricado. Así, el año 83 es el agujero negro en la historia del Chevrolet Corvette, quizás simbolizando el fin de una era y el comienzo de otra, donde el control electrónico, los componentes especiales, la inyección de combustible y los tableros digitales elevaban el nivel de complejidad del auto.

En 1986, volvió el convertible que no se veía en el Corvette desde que el Stingray mostrara los últimos en 1975. Por primera vez en su historia venía equipado con el sistema antibloqueo ABS. En la mecánica se incorporaron tapas de cilindro de aluminio para bajar el peso del motor.

En los años 1987 y 1988 comenzó el refinamiento del Corvette de cuarta generación. La electrónica siguió avanzando en los componentes del auto. En 1988 se cumplían 35 años desde la fabricación de los primeros Corvette y se decidió lanzar una edición limitada de 2.000 unidades (35th Anniversary), todas coupés en color blanco brillante con insignias conmemorativas.

A pesar de todo este esfuerzo las ventas decayeron a niveles de 1972, tan sólo 23.000 unidades, como si las "Reaganomics" no le sentaran bien al sport car de la Chevrolet. En forma casi secreta se estaba desarrollando por esos años un motor totalmente nuevo, en conjunto con la Lotus Cars Limited, por entonces parte de la GM, y las primeras pruebas se estaban realizando en Europa usando Corvette de apariencia totalmente convencional.

Para 1989, desde tres años antes se venían filtrando informaciones sobre un nuevo Corvette que estaba en preparación. Se había decidido finalmente que el ZR-1 sería un modelo 90.

El motor L98 era similar a los años anteriores salvo por el sistema de inyección de combustible. Una nueva caja era ofrecida opcionalmente (MN6), diseñada entre Chevrolet y ZF y fabricada en Alemania por ZF. Tenía 6 marchas y control asistido por computadora para los cambios. La nueva suspensión ofrecida era denominada FX-3 y tenía 3 posiciones posibles: Touring, Sport y Competition.

Este modelo, con algunos retoques se mantuvo hasta 1997, y al año siguiente fue presentada la quinta generación del Corvette conocida como C5, entre cuyos modelos se destacaría el Z06 en honor a Zora Arkus Duntov y el "50º Aniversario", una edición con lo último de la tecnología y un voluminoso motor, que será analizado la semana próxima en Autos.

Los modelos de 1990 del Chevrolet Corvette.