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 domingo, 29 de junio de 2003

El candidato del reutemismo expuso las prioridades de su eventual gobierno
Muniagurria: "La producción y el empleo serán las bases de mi gestión"
Dijo que es hora de que la ciudad tenga a un intendente nacido en Rosario

Marcelo Muniagurria no pierde el sentido del humor. Posa y advierte que el reportero gráfico que lo fotografía es el mismo que lo retrató entre los naranjos de su chacra de Fighiera luego de haber sido consagrado presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), entidad que agrupa a los ganaderos nacionales más importantes. "Qué fenómeno: miembro de la Sociedad Rural y presidente de CRA con nada más que 50 hectáreas de cítricos", dice de sí mismo. "Mis amigos me llamaban el verdulero y los medios me destacaban como productor de alternativas no tradicionales", recuerda al borde la carcajada.

Nieto de un ex intendente alvearista de Rosario (Alberto J. Paz) y sobrino de un diputado y senador nacional demócrata progresista (Camilo Muniagurria), el actual vicegobernador, afiliado al justicialismo en 1993, respondió al pedido que le hizo Carlos Reutemann y se anotó como candidato a la Intendencia rosarina por el sublemas peronistas que postula a Alberto Hammerly para la Gobernación.

-¿Su postulación responde más a la solicitud de Reutemann que a sus propias ganas de pelear por el Palacio de los Leones?

-Tiempo atrás le manifesté al gobernador mi deseo de continuar en la actividad política. Y la posibilidad de hacerlo desde la Intendencia tiene significado: representa un desafío, pero también hace a mi historia, porque nací y me eduqué en esta ciudad.

-¿Puede un productor dedicado al campo estar capacitado para gobernar una ciudad como Rosario?

-He administrado explotaciones agropecuarias, organismos gremiales, centros universitarios y el Senado provincial. En todos los casos fui austero, eficiente y prolijo, con resultados comprobables. Si uno es exitoso en la administración privada es muy probable que también lo sea en la pública. Mi explotación rural (el avance de las plantaciones y la tecnología incorporada) muestra que supe superar desafíos importantes. En caso de acceder a la Intendencia de Rosario, mi prioridad será, gracias a mi formación y porque lo hice toda la vida, la generación de empleo y producción. Esa será la impronta de mi gestión.

-¿Considera que estos ocho años de intendencia socialista arrojan un balance deficitario?

-Tiene claroscuros, como toda administración. Hay que reconocer políticas buenas, como la encarada en el área salud, aunque con signos de improvisación, fines electorales, fallas en la distribución territorial y sobreinversión por falta de coordinación con la provincia. Los otros servicios públicos, en cambio, estuvieron dominados por gruesas fallas, y en particular el transporte público. Se ha aislado a la ciudad, no se la ha integrado regionalmente, no sé si por cuestiones de personalidad o partidarias.

-¿La improvisación no les toca a todos? Su candidatura se definió esta semana y no parece que sus equipos técnicos se hayan dedicado a analizar los problemas de Rosario en los últimos años.

-Tengo más antecedentes que mis antecesores que debutaron con ese cargo. Conozco la ciudad ya que hace 56 años que vivo en ella. Llevo en mi cuadro genético haber nacido en Rosario, lo cual ya es algo novedoso; que Rosario tenga un intendente rosarino se ha tornado una cuestión curiosa e interesante. Tengo cuadros técnicos probados en el campo de batalla. Y ahora se viene un cambio; hay una sociedad que reclama a gritos un cambio. Esta gestión municipal se desgastó, perdió iniciativa, entró en piloto automático. El cambio es lo nuevo.

-Los peronistas siempre parecen desalentados para ganar Rosario pero lo cierto es que parten de un piso del 30 por ciento, algo así como 180 mil votos.

-Todas las encuestas están anticipando que el justicialismo será ganador en Rosario; vamos a demostrar que esta vez dicen la verdad.

-¿Su candidatura va a estar excluyentemente atada a la fórmula Hammerly-Borgonovo?

-Estoy en ese sublema. Hammerly tiene un gran respaldo del gobernador. La ventaja de la democracia es que se define con números y votos concretos. Dejemos que la gente se exprese...

-Parece Alberto Kohan cuando decía "contemos los votos". ¿No se le habrán incorporado tics menemistas?

-La veo venir, pero me remito a la historia. En 1997 y 1998 conduje los paros agrarios tal vez más importantes que tuvo el país. Habían sido convocados, junto al resto de las entidades, Coninagro y Federación Agraria, en contra de una política, lo decíamos ya en ese momento, que en los últimos cinco años de la década del 90 producía una concentración del poder y la riqueza. El sector productivo sobrevivió gracias a los altos precios internacionales, la soja estaba en 300 dólares y hoy es de 150, si no quebrábamos todos. En persona y públicamente varias veces, en el despacho, le expresé al entonces presidente Carlos Menem que el país iba a un quiebre si se continuaba con el modelo. Me gustaría mucho que quienes hoy hablan de esa época hubiesen hecho lo mismo.

-¿Cómo va a solucionar Muniagurria el transporte público si jamás viajó en colectivo?

-Es muy difícil viajar en una ciudad que no los tiene.

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Muniagurria llega de la mano del gobernador.

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