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 sábado, 28 de junio de 2003

Satisfacción en todo el abanico político, salvo en el menemismo

La renuncia presentada por el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Julio Nazareno, provocó ayer reacciones a favor en la mayoría de los sectores políticos y la única voz disconforme fue expresada desde el menemismo.

El diputado peronista santafesino Julio Gutiérrez no se mostró sorprendido por la decisión del juez riojano. "Era un final anunciado. Como vio que la acusación ahora iba a tener acuerdo favorable decidió no someterse al juicio político", evaluó el legislador nacional, quien insistió que se debe avanzar sobre otros miembros de la Corte: "Existen causales que se le imputaron a Nazareno pero que también acompañaron otros integrantes del alto tribunal".

Para el radical Carlos Iparraguirre, la renuncia de Nazareno puede ser el punto de partida de un proceso de renovación real y efectiva de la Corte, pero consideró que le hubiera "gustado seguir adelante con el juicio político y que fuese destituido".

El titular del bloque de diputados del PJ, José Díaz Bancalari, aseguró que "no hubo persecución" contra Nazareno y aclaró que "todo lo que se hizo fue para mejorar la calidad institucional".


La presión de la gente
En tanto, el titular de la comisión de Juicio Político, Ricardo Falú, evaluó que la dimisión de Nazareno fue producto de la presión que ejerció la población. "Este es el esfuerzo de la sociedad argentina que sacó fuerza de flaquezas y de todos modos reclamó el cambio y todo lo que está pasando, y tiene un abanderado que es el presidente Néstor Kirchner", dijo.

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, interpretó que Nazareno renunció porque "sintió la falta de legitimidad de su posición. Esto lo digo por la gran cantidad de instituciones y personas que consideraban que no estaba en aptitud de ser miembro de la Corte Suprema".

La líder del ARI, Elisa Carrió, dijo que "estaba claro que iba a renunciar, que se iba a ir como Menem, lo cual muestra que el país se va limpiando. Ahora es preciso que la comisión de Juicio Político avance sobre los otros jueces. Nazareno es el peor pero no el último".

La única voz disonante fue la de Alejandra Oviedo. La diputada menemista justificó la renuncia porque desde la comisión se intentaba un "linchamiento político" y había "prejuzgamiento", y temió que ahora se "avance sobre otros miembros de la Corte con el mismo procedimiento".

El piquetero Luis D'Elía consideró como una hecho positivo la renuncia de Nazareno y dijo que tendrían que renunciar el resto de los miembros de la Corte. "Nos gustaría que se produzca un efecto dominó en el alto tribunal", opinó.

Jorge Rivas, diputado socialista y candidato a gobernador bonaerense, indicó que "es un paso adelante para la República. Reaccionó como su mentor y cómplice Carlos Menem: huyó para no hacer frente al final que se merecía".

Para el diputado justicialista Eduardo Di Cola, "es el final de una etapa que debe significar un punto de inflexión en la vida institucional de Argentina en lo que a la Corte se refiere".

El senador radical Rodolfo Terragno, en cambio, recurrió a la ironía para interpretar la situación que se dio en la Corte: "El justicialismo necesitó trece años para descubrir quién era Nazareno".

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