Un punto salvado milagrosamente cuando todo parecía perdido, le permitió a Boca Juniors registrar un empate en dos tantos ante Arsenal de Sarandí, que le permitirá irse con la mente más tranquila a Colombia, donde el próximo jueves afrontará un compromiso clave ante América, de Cali, por semifinales de Copa Libertadores. Los de Sarandí ganaban 2 a 0 hasta siete minutos antes del epílogo del encuentro, pero otra vez la buena suerte de Carlos Bianchi lo salvó de un error similar al que cometió su colega riverplatense Manuel Pellegrini en el último superclásico: armó mal el banco de suplentes. Es que el Virrey solamente incluyó (aunque muchos digan que vale por dos) a Carlos Tévez como delantero, mientras que los otros tres jugadores de campo fueron un defensor (Rolando Schiavi) y dos volantes (Matías Silvestre y Jonathan Fabbro). Pero en el segundo tiempo entró Tévez y descontó faltando siete. Y cuando el tiempo se le escurría entre las manos a Boca ingresó Schiavi a jugar de... centrodelantero (porque no había otro atacante entre los suplentes) y en el primer cabezazo facturó. La suerte salvó a Bianchi, aunque muchos pueden adjudicarle un mérito a los buenos oficios del técnico. Pero esta vez la realidad estuvo más emparentada con su celular de Dios que con su sapiencia de entrenador. Pero antes, mucho antes de esta emotiva definición, hubo en la Bombonera otro partido, en el que ni Boca fue la tromba del final ni Arsenal el equipo timorato que terminó dejando imagen de chico después de haber jugado por varios pasajes a lo grande en su primera visita en el profesionalismo a la cancha de los xeneizes En el primer tiempo Boca fue ligeramente superior pese a las dos líneas de cuatro que dispuso el técnico de Arsenal, Jorge Burruchaga. Y en ese primer parcial los visitantes tuvieron dos situaciones, una desviada por Wilfredo Caballero ante remate de Javier Morales y el toque al gol de Adrián Romero a los 35', demostrando una efectividad inusual en esta temporada. Por su parte Boca repiqueteó permanentemente sobre la valla visitante pero sin claridad nunca pudo quebrar a Limia, ni con una subida de César González que dio en el palo izquierdo ni con la presencia merodeadora de Raúl Estévez, su mejor figura, y el ayer ineficaz Héctor Bracamonte. En el segundo parcial ingresó Tevez por un inexpresivo Equi González, pero a Boca le siguió faltando fútbol, porque Miguel Caneo tampoco estaba en su mejor tarde. Así, después del primer envión boquense, provocado más por el impacto anímico del ingreso del Apache que por la propia fuerza futbolística de su juego, el visitante empezó a hacer pie nuevamente en el medio. Y conforme con ello los dirigidos por Jorge Burruchaga comenzaron a progresar en pos del arco local, hasta que a los 23' el ex River Plate Adrián Romero redondeó su tarde soñada con un golazo de zurda que apagó el entusiasmo de la colmada Bombonera. Después, la historia conocida, el empate postrero con un equipo alternativo que sigue manteniendo la punta local de la ilusión boquense, mientras la otra está en la Libertadores.
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