 |  | Boxeo: La Tigresa Acuña fue una gata ante Ashley La jamaiquina le ganó por puntos en la velada de Bolívar
 | Totalmente desconocida, atada, irresoluta y sin variantes, la formoseña Marcela La Tigresa Acuña fue superada ampliamente por puntos por la jamaiquina Alicia Slick Ashley en combate revancha por la corona mundial supergallo de boxeo femenino de la WIBF. "No tengo excusas, pero tampoco puedo explicar qué fue lo que me pasó", fue la respuesta que entre lágrimas esbozó la pionera del boxeo femenino argentino cuando bajó del cuadrilátero del Complejo República de Venezuela de la ciudad bonaerense de Bolívar .Esa frase reforzó el pensamiento de las 1500 almas que se habían dado cita en el estadio bolivarense totalmente convencidos que presenciarían la coronación de la amazona formoseña. Pero no fue así. Acuña se debatió durante los 20 minutos de combate entre la impotencia, la ineficacia y la confusión. Una versión insípida de alguien que en su lejano debut como boxeadora, allá por el 97, le había aguantado de pie los diez asaltos a la mismísima estadounidense Christy Martin. Por eso nadie podía creer lo que estaba sucediendo en el encordado del República de Venezuela. Como vacía, ausente, sin respuestas y sin variantes, La Tigresa fue superada en todos los terrenos por Slick. "Fuerzas tengo, pero no me sale nada" contestaba Acuña cada vez que volvía a su rincón. La formoseña jamás encontró la distancia para cruzar sus envíos, y la vez que parecía hacerlo careció de la repentización mínima para concretarlo. A medida de que pasaban los minutos, la argentina se sumergía cada vez más en los laberintos de la derrota. Ashley fue un jeroglífico imposible de descifrar para Acuña. La falta de reflejos, el estatismo y lo monocorde de sus movimientos hacían que creciera la imagen de la larguirucha morena. Consciente de los intentos estériles y automatizados de su rival, allá por el sexto asalto, la campeona del mundo se dio el lujo de florearse ante un auditorio desconcertado. Ashley fue la antítesis de "La Tigresa". Hizo todo bien, por momentos con una actuación superlativa, magistral. Una gacela cuyos movimientos se transformaban por momentos en una verdadera sinfonía de coordinación y armonía. Una bailarina de danza clásica con dos largos brazos como aguijones con los cuales picaba y salía. Menos mal que carece de pegada... "Pará Muhammad Alí con pollera y trencitas" gritó alguien de la popular cuando la morena radicada en los Estados Unidos comenzó a esgrimir su maravillosa sincronización de piernas y contragolpear con precisión desde todos los ángulos. La jamaiquina en varios pasajes se paró a cruzar golpes para contrarrestar algunas declaraciones en los días previos al combate. Y en ese ítem también salió airosa. Slick también demostró que sabe utilizar el cuerpo, los codos y la cabeza para desestabilizar antirreglamentariamente a sus rivales en circunstancias apremiantes. Lo que se dice una chica completita. (DyN)
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