Romina Lopez La Rosa
Sus organizadores la presentan como la bienal de los récords: 380 artistas de 63 países están presentes en la 50ª edición de la exposición internacional de arte de Venecia, que abre hoy sus puertas al público. La crítica ha encontrado equilibrada esta muestra, bajo el título de "Sueños y conflictos: la dictadura del espectador", en la que la pintura vuelve a ocupar un lugar destacado, sobre todo con una muestra de grandes nombres como Andy Warhol, Lucio Fontana, Julian Schnabel o Francesco Clemente en el Museo Correr en la plaza de San Marco. El director de la bienal, Francesco Bonani, decidió delegar su responsabilidad de curador, que comparte con otros diez especialistas, y además buscó organizar una exhibición accesible al público no especializado, en buena medida por las propias necesidades financieras de la muestra, que requiere con urgencia los fondos que aportan los visitantes. Como en todas las bienales de Venecia, hay excentricidades, muchas preguntas y polémica: desde artistas desnudos a punto de ser detenidos a actos provocadores como el de Santiago Sierra en el pabellón español, que habla acerca de las fronteras y las nacionalidades. Además de ocupar los espacios de los Giardini, el Arsenale y el Museo Correr, hay numerosas exposiciones en diversos "palazzi" de Venecia, así como en las islas vecinas, como la Giudecca, donde está el pabellón de los latinoamericanos. Una vez concluida la exhibición, las obras serán expuestas por toda Italia de acuerdo con un proyecto del gobierno italiano para incentivar el arte contemporáneo. Otros elementos destacables de la bienal son la relación intensa que establecen muchos artistas entre los géneros clásicos (y nuevos) del arte con la arquitectura, la presencia de números artistas latinoamericanos fuera de los pabellones -sobre todo de México- y de dos secciones dedicadas al arte árabe y de lejano oriente. En "Zona de Urgencia", las obras de los artistas de Asia y el Pacífico reflejan la crisis por el crecimiento de las ciudades, así como los temores presentes en sus sociedades y la tecnología enfrentada a la naturaleza. No se puede dejar de evocar la epidemia de neumonía atípica al recorrer un espacio muy creativo pero agobiante y caótico. Bonami ha sido muy elogiado por conseguir un equilibro entre géneros pero también nacionalidades de los artistas presentes. El italiano, de 47 años, organiza el espacio "Clandestino" y "Retrasos y revoluciones", en este caso junto con Daniel Birnbaum. El resto de los curadores son Gilane Tawandros ("Desprendimientos"), Igor Zabel ("Sistemas individuales"), Hou Hanru ("Zona de Urgencia"), el rosarino Carlos Basualdo ("La estructura de la supervivencia"), Catherine David ("Representaciones árabes contemporáneas"), el mexicano Gabriel Orozco ("Lo cotidiano alterado") y Molly Nesbit, Hans-Ulrich Obrist y Rikrit Tiravanija ("Estación Utopía"). Esta 50ª edición, que estará abierta al público hasta el 2 de noviembre, genera espacios para la reflexión y lanza preguntas acerca de la fragilidad humana, la vida en las grandes ciudades, el centro y la periferia, la violencia y la paz, en una Venecia que se encuentra tapizada de banderas multicolores que piden "pace" (paz). (DPA)
| |