Año CXXXVI
 Nº 49.873
Rosario,
domingo  15 de
junio de 2003
Min 16º
Máx 21º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






La Pampa: Sierras de la vida
Avistaje de flora y fauna en las 10 mil hectáreas del Parque Nacional Lihué Calel, donde se puede acampar gratuitamente

Arribar al Parque Nacional Lihué Calel es encontrarse con las "sierras de la vida", tal como las llamaron los indios mapuches. En una superficie de 10.000 hectáreas enclavadas en la provincia de La Pampa, la naturaleza despliega su esplendor en valles, arroyos y manantiales con una excepcional riqueza de flores y fauna. Aquí los visitantes se deslumbran con un mundo vegetal repleto de jarillas, chañares, alpatacos, molles, caldenes, sombras de toro, piquillines y variedades de cactus que crecen únicamente en las grietas rocosas de esta geografía agreste.
En el paseo por el parque nacional los visitantes se sorprenden cuando salen de las matas y muestran su silueta el gallito copetón o la martineta copetona. Además es frecuente escuchar los sonidos que parten de los aleros y de las cuevas, quizá provocados por alguna vizcacha o piche patagónico. Y es un verdadero placer agudizar el oído para reconocer el canto de la calandria o el churrinche, ejemplares que suelen acercarse a los paseantes en busca de migas de pan.
Esta zona pampeana, ubicada a 100 kilómetros de General Acha, es un sitio ideal para llenar los pulmones de aire puro y renovar energías, mientras se contemplan diversas especies de aves que surcan el cielo y se avistan a la distancia guanacos, ñandúes, gatos del pajonal, zorros grises, hurones y pumas.

Pinturas rupestres
Durante el paseo vale la pena llegar al punto más alto del parque, donde se encuentra el cerro de la Sociedad Científica. Resulta interesante recorrer los senderos de interpretación y arribar al valle de las Pinturas o al valle de Namuncurá, para ver en los aleros rocosos las pinturas rupestres que dejaron los primitivos pobladores. Otro sitio que merece la visita son las ruinas de la estancia Santa María.
Al llegar al parque nacional Lihué Calel es conveniente contactarse con el personal de Parques Nacionales, quien gentilmente recibe a los visitantes y brinda las instrucciones de preservación que se deben respetar en este ambiente natural.
Parques Nacionales dispone durante todo el año de instalaciones para acampar, con entrada gratis y servicio de sanitarios, agua caliente y luz eléctrica. Debido al frío durante esta época del año, para permanecer en el camping es indispensable llevar una carpa en buen estado, bolsa de dormir térmica, colchoneta aislante y campera de abrigo impermeable.

Las tejedoras de Puelches
A tan sólo 35 kilómetros del parque se ubica Puelches, una pequeña localidad pampeana que se destaca por las prodigiosas manos de sus artesanas. Ellas despliegan las más variadas formas de tejidos y texturas que emanan de la tierra. Estas manos virtuosas en el arte de hilar con huso la lana de oveja son vivos testimonios de tradiciones que han pasado a través de las generaciones.
Sus maravillosos trabajos que toman forma en el telar se conjugan luego con el arte de teñir con raíz de piquillín, jarilla y cortezas de quebracho. Aparecen también como por arte de magia billeteras de piel de chivo, tabaqueras de cogote de avestruz, cerámicas, alfombras y cueros curtidos.
La localidad de General Acha fue fundada en 1882 por el general Manuel Campos y lleva el nombre del militar unitario que luchó contra Rosas. Esta población sirve para hacer base en la visita al parque nacional, ya que dispone de óptimos servicios de alojamiento y gastronomía.
En la actualidad sus pobladores se dedican a la ganadería y la producción de paneles de yeso. El primer fin de semana de noviembre es sede de la fiesta del ternero, la yerra y el pial.
A 11 kilómetros de General Acha se levanta la estancia "A Puro Campo", un establecimiento de 1.000 hectáreas que se encuentra en el Gran Valle Argentino, en un paisaje sorprendente donde se destacan suaves ondulaciones en el terreno, una cadena de médanos fijos y bosquecillos de caldenes. El casco es un chalet de estructura moderna con amplios ventanales. El parque es un atractivo aparte, decorado con maceteros colgantes, isletas de flores, glorietas y una gruta en honor a la Virgen de Lourdes.
En la estancia los visitantes disfrutan de cabalgatas, paseos en carruaje, atardecer de ensueño, rondas de mate amargo y tortas fritas, partidos de bochas y deliciosos asados.



La zona pampeana, ideal para llenarse de aire puro.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Ficha de servicios
Diario La Capital todos los derechos reservados