 |  | El cazador oculto: La receta justa para no dormir
 | Ricardo Luque / Escenario
"Cuando se apaga la luz, se enciende la televisión rosarina..." Así, al menos, parecen entenderlo los ejecutivos de Canal 5, que confiados en la grilla que les baja Telefé, una masa que adora golpear directo en la mandíbula a Guillermo Francella, sólo se atreven a abrir la pantalla los rosarinos después de la medianoche. Hay excepciones, claro, pensar en un programa de entretenimientos como "El show de A.J." a la madrugada es un absurdo que no amerita el más mínimo análisis. Pero, cuidado, que las mentes brillantes de la emisora de calle Belgrano han tenido ideas disparatadas. El caso testigo es "Punto límite", el periodístico que acredita el record de haber cambiado tres veces de conductor en apenas dos meses en el aire. Su estreno con bombos y platillos en la pantalla del 5 coincidió con el de "Ser urbano", la remake de "El otro lado" que conduce Gastón Pauls y que logró mediciones de audiencia que Julio Perafán, productor del envío local, jamás soñó alcanzar. "Punto límite" resistió tanto como pudo la presión que le metía haber "usurpado" un horario que, en la cabecera de la cadena, lograba ratings que triplicaban sus mediciones. Pero, como era de esperar, finalmente cayó. ¿A dónde? A ese limbo de la televisión rosarina que se abre cuando termina el último programa de Telefé y se cierra con las palabras del padre Carlos Nonis. Un espacio reservado a los insomnes y los noctámbulos, pero prohibido para los buenos vecinos que muy temprano por la mañana sale a pelear la vida. No es un mal horario. A la medianoche, la gran mayoría de la gente de buena voluntad está en sus casas...pero durmiendo o, en el peor de los casos, cayéndose de sueño. Sí, es verdad, Marcelo Tinelli construyó su imperio apoyándose en el éxito que obtuvo a la medianoche. Pero, atención, "Videomatch" no es "Moda en off" ni mucho menos "Block and roll", "Ojos de videotape" o "Boarding pass", por nombrar sólo algunas de las víctimas de la marginación a la que condena Telefé a las producciones rosarinas. No hay dudas. La verdad es triste y, para peor, no tiene remedio. O quizás sí. "¡Un farmacéutico ahí...!"
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