Año CXXXVI
 Nº 49.870
Rosario,
jueves  12 de
junio de 2003
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El actor y cantante regresó al teatro con su nuevo show "La opción del barrio"
Alfredo Casero: "La creatividad no siempre es buen negocio"
El creador del clásico "Cha, cha, cha" dijo que no le interesa volver con su humor a la televisión

Rodolfo Bella / La Capital

Alfredo Casero está buscando nuevas formas de comunicar. Así lo dijo durante una charla con Escenario en la cual además contó cómo es el show "Casero (la opción del barrio)" con el cual regresó al humor en teatro Concert, de Buenos Aires. La estrategia incluye la edición de un DVD con imágenes de su trabajo y la preproducción de una película de animación. Por otra parte, el actor rodó junto a Adrián Suar y Leticia Brédice "El día que me amen", que se estrena hoy en Rosario. También quedan para el recuerdo su clásico de humor "Cha, cha, cha" que todavía puede verse en la televisión por cable. "Estoy buscando otras maneras de conectarme con la gente. El disco es una de ellas, también el DVD y el teatro. Por sobre todas las cosas estos productos nuevos son formas de relacionarme con la gente, tratando de no estar en la televisión hasta que la televisión no cambie", aseguró.
-¿Porqué decidiste volver al teatro?
-Una vez cada tanto tengo que hacer algo para tener contacto con la gente, porque me doy cuenta que cuando no lo hago me enfermo; no físicamente, sino que lo siento como una necesidad. Después me engancho a ver qué es lo que la gente quiere o le hace falta. Es muy divertido, pero también es muy riesgoso porque para poder hacer un show tengo que tener la plata para poder armarlo. Hay algunas cosas que quiero que la gente vea. Es como presentar el "Cha cha cha" que haría hoy.
-¿Cuáles serían las diferencias?
-Todo. Creo que en el último programa lo dije claramente: es imposible que hagamos de nuevo este programa. Se dio históricamente la posibilidad de hacerlo, pero creo que no lo haría de nuevo porque no tengo ganas. Ideológicamente también cambiaría porque uno va cambiando. También son otras las cosas que me hacen reír.
-¿Qué cosas te hacen reír hoy?
-Tiene que ver con una cuestión de resignarme a algunas cosas contra las que antes me golpeaba mucho; sobre todo lo que cambió es el mensaje que mandé desde el 92, cuando el programa se formó en mi cabeza. En aquel momento buscaba un nuevo mensaje para poder darle a la gente y decirles que no están tan solos, que no es que no tienen a nadie que haga algo para ellos. Los únicos que están relegados en la televisión son los que son exigentes con lo que ven.
-¿No hay nada que merezca verse en televisión?
-No hay nada en la televisión que digas que vale la pena verlo. No hay nada cultural, y el humor también es la cultura de la gente. Creo que "Cha cha cha" hizo también un tajo en la cultura. Es muy fuerte que la gente esté reconociendo y viendo los programas y que se siga asombrándose. Creo que el mérito fue tener la posibilidad de asombro.
-¿Con tantas cosas a favor por qué desechás la idea de volver?
-No es el momento. Estoy haciendo humor en el teatro, pero no en la televisión. Creo que la televisión tiene que decantar en algo mucho más creíble. Si uno piensa en la idea de televisión, creo que se está usando mal. Nosotros tenemos un país en el que prácticamente se desarticuló la cultura, cuando Argentina fue tradicionalmente uno de los países más cultos de Latinoamérica. Hoy la gente se culturiza mirando programas que en su mayoría son extranjeros.
-¿El negocio está antes que el producto?
-Yo hace un tiempo tuve la posibilidad de hacer un programa para chicos y en realidad era un problema porque primero tenía que ser un negocio. Me parece que hay gente que esencialmente no entiende para qué está la televisión, pero creo que tampoco lo entendemos nosotros.
-¿Qué harías concretamente para mejorarla?
-Principalmente trataría de que la televisión sea un servicio. Que el payaso Pepote no sea sólo el negocio de uno de los del canal. Hay cosas que no suben por elección de la gente sino por el marketing. La categoría programa poronga existe en todas partes del mundo, pero eso es diferente a armar un canal en función de esos programas. Eso habría que cambiarlo de alguna forma.
-¿Qué dificultad encontrás en este momento para hacer reír?
-Ninguna, porque en medio del peor de los llantos podés hacer reír a alguien. Yo tengo esa suerte y en realidad es como un don que te da Dios.
-Algunos comediantes entienden la risa como un premio a un trabajo eficiente.
-No creo que sea un premio. Creo que es mi obligación. Me gusta que la gente venga y hacerla cagar de risa.
-¿Cómo es convivir con el drama, la comedia, la música?
-Y todavía me estoy comiendo las uñas porque me gustaría hacer mucho más. Ahora estoy haciendo el DVD donde está toda la campaña que hice en Japón; sale un disco con cinco temas donde grabé con Catupecu Machu; también está "Shimauta" y la preproducción de una película de dibujos animados que dirijo.
-¿Podés hacer cualquier cosa y hacerla bien?
-Yo puedo hacer cualquier cosa, porque soy un artista de varieté. Lo que sea lo puedo hacer bien, y si puedo lo voy a hacer siempre mejor que nadie. Si soy toro en mi rodeo, soy torazo en rodeo ajeno. Si me pedís algo para vos, seguramente voy a estar mejor que si lo hago para mí. Y siempre me sale bien.
-¿Qué aprendiste de tu experiencia en Japón?
-A trabajar mejor y a darme cuenta que muchos lugares importantes están ocupados por personas que no se entiende cómo están donde están; pero estamos en un país donde tuvimos a un presidente como Fernando de la Rúa. En Japón cuando te mandás una cagada te ponen una patada en el orto. Es como el imperio del amor propio más que del honor.
-¿El lugar de los humoristas en televisión hoy lo ocupan los programas de humor político?
-Los cómicos somos sumamente peligrosos en este país donde quieren manejarte. Lo de Tinelli, por ejemplo, obedecía a amiguismos. También miraba "CQC" y pensaba que no se puede escupirle en la cara a un presidente recién electo o cagarte de la risa de él porque es el tipo que eligió el pueblo. Son cosas parecidas al humor, pero no es humor. El humor no tiende a mostrar y no cambiar nada. Además no tienen el peso político para hacerlo. Tato Bores lo tenía. Un cómico es un artista.
-¿Falta creatividad?
-No tiene la culpa la creatividad porque lo creativo no es negocio. La gente que mira televisión come permanentemente polenta. Cuando querés que algo reviente le ponés un poco de salchicha y se vuelven locos.
-¿Estás dolido por algunos proyectos tuyos que no fueron aprobados?
-No estoy ni resentido ni nada. Es así. Yo no hablo de bronca. Estoy sumamente de vuelta de todo eso y me chupa un huevo. En realidad es así. Cuando veo algunas vergas que hay, pienso que las cosas podrían estar mejor si en realidad tanta gente que dice "deberíamos hacer esto" realmente lo hiciera.



Casero busca nuevas formas de conectarse con la gente. (Foto: Horacio Paone)
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