Hubo algunos momentos clave en la 34ª edición de los Martín Fierro. Un silencio tenso se sintió cuando se entregó el premio post mórtem a María Muñoz. Su marido recibió el galardón y hasta reveló algunas innecesarias cuestiones de su intimidad: "La voy a seguir queriendo, aunque me rete mi psicóloga". Otro instante especial fue en la entrega de la mejor dirección, otorgada a Caetano por "Tumberos". Dada la ausencia del ganador, en su lugar subió un director de teatro de un barrio marginal de Buenos Aires, quien desempolvó un discurso algo denso. Pero dio una estocada fatal en el remate: "La verdad es que no sé si nosotros, los villeros, crecimos tanto para llegar a la cultura, o la cultura llegó tan bajo que llegó a la villa". Aplauso cerrado y un interrogante abierto.
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