Damián Alejandro Ortiz probablemente estaba en una celda cuando los custodios lo fueron a buscar. En la guardia de la alcaidía mayor deben haberle informado sin ningún tono en especial el motivo por el que lo habían llamado: "La jueza te firmó la libertad", le habrán dicho. No se sabe si Ortiz pensó que realmente es lo que había pasado o si advirtió el error y lo aprovechó con esa picardía tan típica de algunos reos, pero lo real es que no dejó pasar la oportunidad: se fue. Recién cuatro días después se supo que lo hizo favorecido por un error: el hombre al que debían excarcelar por orden judicial se apellida Ortiz, pero no se llama Damián Alejandro sino Luis Damián. Todo se descubrió por casualidad. "Me voy", le había dicho Luis Damián Ortiz a sus parientes más cercanos cuando supo que la jueza de Instrucción Nº 6, Raquel Cosgaya, firmaría su excarcelación. Pero después de realizar el anuncio el hombre nunca llegó a la casa, ni ese día ni los tres siguientes. Fue entonces cuando, alarmados por la ausencia, los familiares se trasladaron hasta la comisaría 13ª, donde Ortiz estaba detenido, para preguntar el motivo de la demora y el paradero del hombre. Era el lunes 2 de junio. Acaso pensando en la posibilidad de que la orden simplemente se hubiese demorado en llegar, desde la comisaría llamaron por teléfono al juzgado de Cosgaya. Así supieron que la excarcelación había sido autorizada por la jueza el 29 de mayo, aunque en ese momento los policías no imaginaban qué había ocurrido. Se había tratado de un error, aparentemente involuntario. En lugar de mandar el oficio a la comisaría donde estaba detenido el hombre que podía quedar libre, lo enviaron a la Alcaidía Mayor de la Unidad Regional II, que funciona en el edificio de la ex sede de la jefatura de policía. Pero el episodio no fue gratuito: allí estaba alojado el otro Ortiz, que además también se llama Damián, aunque en este caso como primer nombre, quien acabó beneficiándose con una excarcelación que no le correspondía. No se saben los motivos por los cuales el Ortiz que debería estar entre rejas había sido detenido. Su situación actual tampoco está clara: ¿se trata de un prófugo o de un hombre técnicamente excarcelado? El incidente que inesperadamente le abrió las puertas de la prisión ya originó la apertura de una causa judicial, que quedó a cargo del juez correccional Eduardo Costa. Este magistrado es quien debe esclarecer qué pasó con el oficio que fue a parar al lugar equivocado, y que mágicamente abrió las puertas de la Alcaidía a un sujeto que tenía que seguir entre rejas. El otro, el que realmente podía irse, tuvo que esperar cuatro días.
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