Aunque con características diferentes, la de ayer no fue la primera vez que un empleado gastronómico es víctima de los delincuentes. Los primeros días de abril, Alejandro Almoualem firmó un contrato con una banda que invocó a la Central de Trabajadores Argentinos para brindar un servicio completo de catering para 120 personas en el club Servando Bayo. Los maleantes habían contratado el local de barrio Azcuénaga y el empresario llevó allí mesas, sillas, mantelería, vajilla, cocinas y hornos. Sin embargo, algunas horas más tarde, los falsos gremialistas se alzaron con todo el mobiliario, valuado en 7 mil pesos, y huyeron del lugar. Algunos días después, las declaraciones de un dirigente del club y de un remisero permitieron a la policía dar con uno de los delincuentes y recuperar parte del botín.
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