Las acusaciones contra los delegados gremiales de la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) traspasaron ya los muros del Hospital Provincial de Rosario. El representante de la comunidad en el consejo de administración del Hospital de Niños Zona Norte, Dardo Olea, aseguró ayer a La Capital que en ese nosocomio los manejos gremiales de los dirigentes de UPCN poseen la misma lógica: "El poder sindical tiene la estructura del pecado. Los gremialistas presionan a los directivos y hasta los hacen echar; ponen a su gente en todos lados, acomodan a familiares y si a alguien se le ocurriera decirle a un empleado que cumpla su horario le hacen una asamblea, lo declaran persona no grata o lo amenazan. Ni hablar de todo lo que se esfuma: un quirófano entero desapareció del Zona Norte y nunca nadie vio nada".
La semana pasada se hizo público el robo de gasoil por parte de empleados del Hospital Provincial. El combustible que abastecía a un generador de electricidad se reemplazó por agua y era vendido a los taxistas y remiseros truchos que estacionan en la puerta del hospital. Siete personas fueron sumariadas y trasladadas de sus cargos, y hasta hay un detenido (ver aparte).
El ilícito disparó un sinnúmero de acusaciones contra los delegados gremiales de UPCN. Primero se oyeron las de empleados y ex directivos que llegaron a decir que el Hospital Provincial es "Fuerte Apache". Y anteayer se hicieron oír las del propio director de ese nosocomio, Patricio Campbell. Todos apuntaron contra Sara Coca López, integrante de la comisión directiva de UPCN, a la que acusaron de ejercer "una dirección paralela" en el hospital.
El ministro de Salud, Fernando Bondesío, también sentó posición y transmitió responsabilidades: "Si esta gremialista no se ubica haremos un planteo formal ante UPCN, y si el director del Provincial no sabe transformar Fuerte Apache en un centro de salud, que renuncie".
¿Otro Fuerte Apache?
Dardo Olea, presidente de la cooperadora del Hospital de Niños Zona Norte (avenida de los Trabajadores 1331), defendió a los directores de los hospitales públicos. "El ministerio les da responsabilidades, pero después no los respalda nadie. Se pasan horas dando explicaciones a los delegados gremiales de las decisiones que toman. Sin ir más lejos, esta semana en nuestro hospital se quiso designar a alguien honesto, eficaz y transparente en la sección Facturación, y ellos se negaron. Hicieron tres asambleas en siete días con la intención de presionar y poner a su gente", se quejó Olea.
Y al momento de hablar de las cosas que se robaron en las salas del hospital enumeró: desde un quirófano entero a destiladores, teléfonos y sábanas. "Cosas que desaparecen sin que nadie vea nada y sin violentar cerraduras, al igual que en el Provincial. Y algo más: acá la semana pasada también se rompió el motor del generador", ironizó Olea.
A pesar del rosario de acusaciones no dejó de rescatar a los buenos empleados del Zona Norte. Dijo que "los hay y son muchos", pero quedan empañados por "los impunes, los que viven de prebendas y creen que por trabajar para el Estado no tienen obligaciones".
No obstante, remarcó que la situación del Hospital de Niños Zona Norte no se la puede comparar con la del Provincial. "Esto no es Fuerte Apache", afirmó.
"Es que es bastante más chico, hay apenas 170 empleados y no mil como en el Provincial. Acá no está Coca Sosa, pero sí la delegada gremial de UPCN Nilda Ruiz, del área de Estadísticas. Ambas tienen las mismas características: protegen a los malos empleados, a los que no cumplen con sus responsabilidades y obligaciones. Y lo peor es que son apenas una muestra de la cabeza sindical de UPCN".