Cracovia, Polonia. - El presidente de EEUU, George W. Bush, hizo ayer un llamamiento a una unidad sin fisuras de Europa con su país para luchar contra el terrorismo, en un intento de cerrar las heridas que quedaron abiertas tras la guerra en Irak. "Este no es momento de promover las divisiones en una gran alianza", dijo en Polonia Bush, quien relacionó la lucha contra el terrorismo con la guerra contra la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
El presidente norteamericano visitó los restos de los campos de exterminio nazis en Auschwitz y Birkenau, donde más de 1,5 millón de judíos y decenas de miles de otros fueron asesinados. "Los sitios son un claro recordatorio del poder de la maldad y de la necesidad de que la gente resista la maldad", dijo Bush a la prensa durante su recorrido por las cámaras de gas y crematorios.
Más tarde, hablando en los jardines del castillo de Wawel, en el centro de la ciudad polaca de Cracovia, dijo que estos son momentos para la reconciliación. "Hoy nuestra alianza enfrenta un nuevo enemigo: una letal combinación de grupos terroristas, Estados que no respetan la ley y buscan armas de destrucción masiva, y una ideología del poder y la dominación que apunta a los inocentes y justifica cualquier crimen", dijo. "Este es tiempo para que todos nos unamos en defensa de la libertad y para que intensifiquemos los deberes compartidos de naciones libres", agregó.
Iniciativa de seguridad
Bush anunció la Iniciativa de Proliferación de Seguridad, un nuevo esfuerzo en que el que EEUU, Polonia y otros países examinarán aviones y barcos que contentan una "carga sospechosa". Polonia apoyó diplomática y militarmente la guerra contra Irak liderada por EEUU, y Bush agradeció calurosamente a su homólogo polaco, Aleksander Kwasniewski. Este le respondió "EEUU necesita una Europa unida y Europa necesita a EEUU".
Posteriormente Bush viajó a San Petersburgo, donde cenó con los líderes mundiales que se opusieron a él por la guerra en Irak, mientras su anfitrión, el presidente ruso Vladimir Putin, pedía a los huéspedes que olvidaran la política, al menos por el momento. Las fastuosas festividades para celebrar el 300 aniversario de San Petersburgo, ciudad natal de Putin, reunieron a los principales protagonistas del agrio debate que precedió a la guerra contra Irak, incluyendo a los líderes de Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Pero Bush, respetando promesas de no permitir que la ocasión se convirtiera en una confrontación con los pacifistas, conversó con el canciller alemán, Gerhard Schroeder, en el banquete oficial, aunque no pudo saludar al presidente francés Jacques Chirac, quien ya había regresado a su país.
Las celebraciones congregaron más de 40 líderes, entre ellos de los 15 miembros de la Unión Europea (UE) y de 10 países que se unirán al bloque el año próximo.
Bush, Putin y otros líderes del Grupo de los Ocho -integrado por los siete países más industrializados del mundo y Rusia- también se verán las caras hoy en la cumbre que se realizará en el pueblo francés de Evian (ver página 27). Chirac, apoyado por Putin y Schroeder, encabezó la carga contra los esfuerzos estadounidenses por ganar la aprobación de las Naciones Unidas en su acción militar destinada a derrocar al presidente iraquí Saddam Hussein. Schroeder también enfureció a Bush al hacer campaña en septiembre contra una acción militar estadounidense y según reportes de medios de prensa alemanes, ambos hombres no habían cruzado palabra en seis meses.
Pero fuentes de la delegación que asistió al banquete en el palacio Peterhof del siglo XVIII, dijeron que Bush se acercó a Schroeder, quien estaba sentado a la mesa, y le preguntó "¿Cómo estás?" Schroeder respondió: "Bien" y ambos conversaron un rato. "La situación parecía todo lo relajada posible", dijo la fuente. (EFE, Reuters y AFP)