Año CXXXVI
 Nº 49.859
Rosario,
domingo  01 de
junio de 2003
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El ex jefe del Ejército reforzó su aval a los cambios en las Fuerzas Armadas
Balza fustigó a ex ministros
El general retirado criticó a Domínguez, López Murphy y Jaunarena por no acompañar la autocrítica militar de los 90

Javier Felcaro / La Capital

El ex jefe del Ejército Martín Balza, al respaldar los recientes cambios en las Fuerzas Armadas instrumentados por el presidente Néstor Kirchner, descartó que las sombras de las "intrigas políticas" estén merodeando los cuarteles. Aunque puso un manto de dudas sobre el desempeño de algunos representantes de ese poder.
"Estoy convencido de haber interpretado el sentir institucional. Si después hubo un cambio, tendríamos que preguntar si (Horacio) Jaunarena o (Ricardo) López Murphy compartían la posición de la fuerza sobre derechos humanos", sorprendió Balza durante una entrevista concedida a La Capital. También aprovechó para desmentir que le hayan ofrecido ir al Ministerio de Defensa y ratificar sus pensamientos sobre la ley de obediencia debida.
-Ricardo Brinzoni agitó mucho las aguas con su relevo.
-El presidente y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas tiene atribuciones, y las ejerció dentro de la Constitución y las leyes para designar a quienes considera idóneos para una conducción.
-En un momento se habló de purga.
-Bajo ningún punto de vista. Es una decisión del presidente y hay que tener en cuenta que muchos de estos pases a retiro se iban a producir dentro de unos meses como consecuencia del normal desempeño de las instituciones. Ahora se adelantaron.
-¿La cúpula militar jugó para Carlos Menem, como se especuló?
-No voy a responder esa pregunta.
-Otros arriesgaron un virtual pase de factura por la dictadura.
-Esa lectura carece de sustento ni tiene que ver con esta situación. La elección del presidente fue muy buena.
-¿Y la puja con la Corte Suprema por las leyes de obediencia debida y punto final?
-Para mí tampoco tiene que ver. Pero le doy mi opinión sobre la obediencia debida: habría que dilucidar qué entendemos por ella. ¿Es obediencia ciega? No, es funcional. La motivación que tuvieron los legisladores en 1987 era que las jerarquías inferiores, en cumplimiento de órdenes superiores, habían obrado en estado de coerción psíquica y física y sin posibilidad de oposición. Algo comprensible en un oficial joven, pero es inadmisible que ese concepto alcance a los superiores, porque tenían poder de decisión, dominio del hecho y no eran meros receptores de órdenes: concebían e impartían muchas otras. Estos no pueden ampararse en una inaceptable obediencia debida para ordenar la comisión de delitos como homicidios, torturas o desapariciones forzosas de personas. Ningún instrumento legal debiera permitir eludir la responsabilidad de esos pocos y verdaderos responsables que concibieron un sistema nacional de represión.
-¿El Ejército está comprometido con el futuro?
-Creo que el Ejército tiene que estar comprometido con el futuro y no con el pasado. Y yo no veo intrigas políticas.
-Usted, a mediados de los 90, dio el primer paso.
-Lo dio el Ejército. Estoy convencido de haber interpretado el sentir institucional. Si después hubo un cambio, tendríamos que preguntar también cuál era la postura de los ministros de Defensa. Si Jaunarena o López Murphy compartían la posición de la fuerza sobre derechos humanos.
-Según Jaunarena, hace años que no había militares apostando a la política.
-Bueno, eso sí. Pero él tuvo una cena con generales retirados donde había muchos indultados. (Jorge) Domínguez una vez me pidió que no hablara de derechos humanos. Por supuesto, no cumplí la orden. El que tiene que fijar la posición institucional de las Fuerzas Armadas sobre el pasado es el poder político. Creo que durante mi gestión muchos políticos no estaban totalmente identificados con lo que había dicho el Ejército, algo que atribuyo a la hipocresía de algunos hombres.
-Apenas lo indultaron, Mohamed Seineldín cargó contra usted.
-No le voy a responder. Estuve 48 años de servicio y 8 a cargo del Ejército. Mi actuación es la que puede hablar. Yo no escuché a ninguno de los indultados del 89 que se haya arrepentido públicamente por los delitos cometidos y agradecido su liberación.



"La elección de Kirchner fue muy buena", dijo Balza.
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