Córdoba está en una etapa que bien podría llamarse de pruebas, de búsqueda de su mejor nivel futbolístico con miras al Reducido por el segundo ascenso. Los partidos que quedan hasta el final (ahora restan sólo dos) son algo así como pequeños exámenes, tests que apuntan a mensurar si realmente cuenta con chances serias de conseguir un lugar en la B Nacional o si todavía le falta madurez para ir por ese objetivo. Por ahora, su presente se nutre de circunstancias alentadoras, como el triunfo conseguido ayer ante Talleres de Remedios de Escalada, y de otras que no lo son tanto, como el recorrido transitado para conseguir el 1 a 0, una actuación descolorida por donde se la mire.
Se sabe que Córdoba dejó de ser desde hace bastante tiempo el equipo convincente de algunos pasajes de la fase regular. Los rendimientos individuales sufrieron una merma y, como lógica consecuencia, la estructura colectiva perdió aire, frescura, consistencia. Por eso, la mayoría de las veces que gana lo hace con lo justo. Le pasó en la fecha anterior ante All Boys, y le volvió a ocurrir lo mismo frente a Talleres.
La evidencia más clara es que, en ambos casos, la figura fue Fabián Cancelarich. En Escalada, el arquero salió airoso de tres mano a mano frente a Cristián Viani, quien seguramente anoche habrá soñado con él, y se adueñó de casi todas las pelotas que llovieron sobre su área. Empero, ante la inminencia del Reducido, el charrúa debe saber apreciar la importancia del muy buen momento de Teresa: para jugar instancias a todo o nada como las que vendrán, qué mejor que un arquero "gana partidos", tipo Buffon en la Juventus o Abbondanzieri en Boca últimamente.
Como contrapartida, hay otra cosa que también es innegable: Córdoba cuenta con dos delanteros que cuando están enchufados son temibles. Uno, Calabrese, ya alcanzó el punto de cocción y pide a gritos el salto de categoría. Y el otro, Guffanti, atraviesa su tiempo de aprendizaje ofreciendo señales alentadoras, aunque es cierto que su mejor versión se vio apenas debutó. Los charrúas se valieron de un nuevo aporte de su dupla de ataque para quedarse con los tres puntos: sobre el cierre del primer tiempo, Calabrese ejecutó un tiro libre y Guffanti le desvió el recorrido con su cabezazo goleador.
En el capítulo final, el equipo de Tablada terminó defendiendo esa ventaja metido en su campo por culpa de la tonta expulsión de Santos, quien recibió dos tarjetas amarillas por protestar en menos de dos minutos. Y no terminó con otro hombre menos por poquito: fueron amonestados otros seis (Vella, Melli, Brandán, Cárdenas, Fernández y Petrovelli). Las tapadas de Cancelarich y una gran salvada de Cárdenas en la línea evitaron que Talleres alcanzara el empate que mereció.
Mientras busca la puesta a punto para el Reducido, Córdoba se las rebusca para festejar. No es poco, sobre todo si se tiene en cuenta que jugando así su futuro en este campeonato dependerá mucho del azar y las circunstancias.
Síntesis
Talleres 0: A. Fernández 5; Beldoma 5 (65' Clavero 5), Di Martino 5, Donato 5 y Oviedo 5; Mambrín 5 (59' Torrilla 5), Lu. Scornaienchi 5, Le. Scornaienchi y R. Pérez 4 (73' L. Ramos); Viani 5 y Blázquez 4. DT: H. Pereyra.
C. Córdoba 1: Cancelarich 8; C. Vella 5, Melli 6, J. López 5 y Aira 5; Brandán 6, Santos 4, J. Cárdenas 5 y Fernández 5 (67' Petrovelli); Calabrese 6 (89' Valiente) y Guffanti 5 (59' Reboledo 5). DT: O. Santángelo.
Cancha: Talleres.
Arbitro: Pablo Castagnino (5).
Gol: 42' Guffanti (CC).
Expulsado: 58' Santos (CC).