Aníbal Fucaraccio / La Capital
Con solvencia. Sin titubear. Sufrió algunos sobresaltos, es cierto, pero en los momentos decisivos estuvo más claro y sereno que su rival y eso lo supo trasladar a un marcador cerrado que en gran parte del partido buscaba dueño sin timón. Por eso ayer Gimnasia y Esgrima dio con firmeza un paso muy importante en la lucha para saber quién será el bendito tercero en dicordia en el certamen local. En un partido muy intenso, disputado y en algunos pasajes hasta descontrolado, los auriazules vencieron merecidamente a Estudiantes de Paraná por 28 a 16, en un encuentro correspondiente a la sexta fecha del torneo Regional del Litoral, que este año pone en juego la Copa Volkswagen. El cotejo se llevó a cabo en la Bombonera ya que por una sanción de la UAR, Estudiantes sufrió la suspensión de su cancha. Polémicas y comentarios tendenciosos al margen, lo concreto es que la sorpresiva localía favoreció a los mens sanas, que hicieron pesar esa condición y supieron utilizarla a su favor. Los primeros 20 minutos mostraron a dos equipos generosos, absolutamente lanzados con la intención de presionar a su adversario y queriendo jugar de todas partes. Estudiantes no se daba cuenta de que ese planteo le era poco equitativo y trataba tozudamente de cambiar golpe por golpe. Cuando la visita reaccionó, comenzó a juntar mejor a sus hombres, a desarrollar un juego más posicional y a aprovechar la temible potencia del pie de Pedro Raiteri. Pero la puntería del apertura entrerriano era una tentación tal que muchas veces incidió para que su equipo no señale puntos por otras vías a pesar de que hacía los méritos necesarios para conseguirlo. Con la pelota en su poder Gimnasia era más y eso quedó fielmente demostrado en el primer try de Belegni, que con un sutil amague dejó a su marca arrollada en el piso y calmó un poco las aguas. En el arranque del complemento, Estudiantes salió con todo y con un try de Pita convertido y un penal pasó al frente en el tanteador. El encuentro subía en su temperatura -quizás demasiado-, y en eso poco colaboraban la actitud de los 30 que estaban en la cancha y las enormes dudas que dejaba el árbitro en cada decisión. En medio de tanta ebullición espontánea, Reyes salió amonestado y eso encendió la levantada mens sana. De la mano de la experiencia de algunos de sus hombres y de la claridad para llevar el partido al lugar donde le era conveniente, Gimnasia definió el pleito con el coreje de Lisandro Bosch, las perlitas de Belegni y los penales de Molina. Y sí. Aunque por ahora esté cuarto con un partido menos, por la entereza exhibida ayer, por el rival que superó, por su coraje irreprochable y por su potencial todavía adormecido parece que Gimnasia será este año el tan buscado tercero en dicordia.
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