Conmovedoras y desconcertantes, así resultan las imágenes de algunas construcciones y lugares emblemáticos de la ciudad, porque resisten el paso de las décadas casi con el mismo brillo que tenían cuando fueron creados, pero la modificación de sus entornos les confiere, al comparar lo que fueron y lo que son, diferencias dramáticas. Y tales circunstancias quedan evidenciadas en los recuerdos atesorados por los lectores que se han hecho eco de la convocatoria impulsada por la Fundación La Capital y el Museo de la Ciudad.
Tal es el caso de la parroquia María Auxiliadora, de Salta y Presidente Roca, contigua al colegio salesiano San José, que se iniciara hace un siglo con la escuela de artes y oficios. En esos tiempos quedaba casi en los suburbios ya que las manzanas aledañas aún no se habían ocupado completamente, y más de un religioso recuerda cuando el colegio estaba "en el medio del campo". Ahora está comprendido en el macrocentro.
El laguito del parque Independencia es otro de esos íconos inoxidables. El intendente Luis Lamas dispuso su construcción en 1902 y no trepidó en emplear a los presos para acelerar los trabajos. El espejo de agua, con su trazado inalterado, ofrece un aspecto que siempre resulta familiar, por más que se remonte a 90 años atrás. Los pesados botes de madera dieron paso a las lanchas plásticas y a las bicicletas acuáticas, el cemento y los embarcaderos cubrieron los bordes de pasto, pero mantiene la misma imagen bucólica de los primeros tiempos.
Y la eterna calle Córdoba, que sigue siendo un imán único para los paseos céntricos. Un escenario del asombro, por las vidrieras de los negocios, los bares y cafés y por la importancia de sus casonas y edificios que le confieren la atmósfera acabada de calle europea.
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Religiosos salesianos en la iglesia María Auxiliadora. |  | Ampliar Foto |  | |
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La Ciudad
