Brian Irusta Barros, de 3 años; Fabiana Fernández Salces, de 6; Qi Zhang, de 7, y Gabriel Abbondanza, de 14 son cuatro chicos argentinos desaparecidos que el National Center for Missing and Exploited Children (Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados), busca en todo el mundo. A Brian, considerado como un desaparecido en peligro, se lo vio por última vez el 8 de febrero de 2001, en Maipú, Mendoza; Fabiana fue raptada por un familiar el 15 de enero de 2002 en la localidad bonaerense de Longchamps, a Qi Zhang le ocurrió lo mismo pero en la ciudad de Buenos Aires y permanece desaparecido desde el 27 de mayo de 2002, y a Gabriel se lo busca desde septiembre de 1999. En la sede de la organización se reportan diariamente 700 nuevos casos de chicos desaparecidos, cifra que se amplía con las denuncias por explotación sexual. Dado que por indicios se sospechaba que los niños argentinos podrían haber sido llevados al exterior del país, su búsqueda, que originalmente estaba acotada a la División de Investigación de Delitos contra el Menor de la Policía Federal dentro del país, se amplió a todo el mundo. "Nuestro centro intenta localizar y recuperar niños desaparecidos en todo el mundo y eso es lo que ocurre con estos cuatro chicos argentinos", dijo Guillermo Galarza, coordinador de casos internacionales de la entidad, que por estos días se encuentra en Buenos Aires verificando el entrenamiento que se brinda a los agentes locales en este tipo de búsquedas. El centro, que fue creado como una entidad privada sin fines de lucro en 1984, funciona por orden del Congreso de los Estados Unidos y trabaja junto a la oficina de Justicia Juvenil y de Prevención de la Delincuencia del Departamento de Justicia norteamericana. En su tarea, distribuyó millones de fotografías de niños desaparecidos y su resultado directo fue la recuperación de uno de cada siete chicos. "Uno de los conceptos básicos -dijo Galarza- es que la entidad cree que en todos los casos alguien sabe dónde se encuentra cada niño desaparecido, por lo que trata de llegar a cada hogar con estas fotografías. Nosotros vamos a los distintos países y tomamos contacto con la policía y con los organismos de búsqueda de chicos y también los entrenamos", explicó. Galarza también mencionó los casos de adopción ilegal. "La gente viene de América del Norte o Europa, quiere adoptar un hijo de sus características y terminan acudiendo a Costa Rica o a la Argentina, donde pueden comprar bebés de aspecto europeo por unos 20 mil dólares". Cuando pasa el tiempo y un bebé no es encontrado, una oficina especial realiza el "envejecimiento" del retrato a partir de la foto que se tiene. Este recurso, de características complejas, sirvió para encontrar a muchos chicos de más de diez años, de los que se había perdido contacto cuando sólo tenían días o meses de vida.
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