Ariel Etcheverry / La Capital
La ola de asaltos a taxistas y remiseros parece no detenerse en Rosario y las ciudades vecinas. Ayer, un chofer de San Lorenzo y otro de Villa Gobernador Gálvez fueron víctimas de dos tríos de delincuentes que se alzaron no sólo con la recaudación de los conductores sino también con sus pertenencias y los equipos de comunicación de los vehículos. Un taxista sanlorencino cayó en la trampa de un trío de delincuentes (dos mujeres y un hombre) que lo contrató en su ciudad para viajar hacia Rosario, pero que en pleno viaje lo asaltaron para robarle el equipo de comunicación, un teléfono celular y 130 pesos. El chofer fue obligado a conducir con una mano atada al volante y así llegó hasta la zona del barrio Tío Rolo, en el sur de la ciudad, donde fue liberado sano y salvo tras estar casi tres horas a merced de los ladrones. Todo comenzó cuando Carlos Gastón Motta, quien estaba al mando de un taxi Fiat Duna recibió una comunicación a través de su handy desde la base de la empresa para la que trabaja. Según le encomendaron, debía presentarse a la una de la mañana en la base de Oroño y Dorrego, en San Lorenzo, para trasladar a dos mujeres y un hombre que supuestamente querían viajar hacia la zona sur de Rosario. Los pasajeros ascendieron al coche y se ubicaron, según el relato de la propia víctima, de la siguiente manera: una de las damas se acomodó en la butaca del acompañante del conductor, mientras que la pareja lo hizo en el asiento trasero. Así iniciaron el periplo hacia Rosario por la ruta nacional 11. La mujer que viajaba adelante tendría unos 23 años, pelo largo, delgada y "morochita". El varón, en tanto, sería de 1,80 metro de estatura, unos 30 años, y pelo negro. La otra dama, en cambio, era de mediana estatura, "más bien rellenita y cachetona" y con el cabello corto. El viaje transcurrió con normalidad hasta que el coche circulaba a la altura de Fray Luis Beltrán. En esa localidad, las verdaderas intenciones de los pasajeros quedaron al descubierto. La mujer que iba al lado del chofer extrajo un arma de fuego pequeña y plateada y se la apoyó a Motta en el abdomen. "En ese momento -relató una fuente policial-, el hombre que iba atrás también sacó un revólver y le advirtió que se quedara tranquilo, que era un asalto y sólo siguiera las instrucciones". Motta acató de inmediato la orden. Lo que primero le pidieron fue que disminuyera la velocidad. La mujer que viajaba atrás entonces sacó un cinturón con el que le ataron la mano izquierda al volante, dejándole libre la otra para que pudiera manejar. La otra dama, en tanto, arrancó el equipo de comunicación del tablero. Todos esos movimientos aparentemente se realizaron con el coche en marcha. "Evidentemente no quisieron llamar la atención de nadie en plena ruta y por eso siguieron en circulación, tal vez a baja velocidad", agregó el oficial consultado ayer por La Capital. En esa situación, el taxista fue despojado de 130 pesos y objetos personales. El viaje prosiguió hacia el sur hasta llegar a la avenida Circunvalación rosarina. Allí le ordenaron a Motta que se desviara hacia la derecha por esa arteria y tras rodear toda la ciudad, a la altura del puente de Ovidio Lagos, el conductor fue desviado hacia una calle colectora. Por allí circularon a lo largo de varias cuadras hasta tomar otra arteria de tierra hacia el sur y luego hacia el este hasta que llegaron al barrio Tío Rolo. Una vez en destino desataron al taxista, lo hicieron tirar boca abajo en el piso del coche y le ordenaron que permaneciera en esa posición durante media hora. Alrededor de las 4.30, Motta pudo llegar a la seccional 18ª (Francia al 3200) para radicar la denuncia. En la comisaría, anoche seguían las investigaciones para dar con los asaltantes.
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