"El afásico que previo a su problema hablaba dos o más idiomas tiene más posibilidades de recuperar una lengua", explicó Michel Paradis, profesor canadiense experto en neurolingüística. El especialista disertó en la Facultad de Medicina de Rosario sobre la afasia en bilingües, en el marco de la inauguración de la filial local de la Fundación Argentina de Afasiología (ver aparte).
La afasia es la pérdida total o parcial de la comunicación (oral, escrita o gestual) a causa de una lesión cerebral. El afectado tiene dificultades para hablar, comprender, leer y escribir.
En los bilingües puede suceder que recuperan un idioma o que comiencen a comunicarse con los dos idiomas mezclados. La posibilidad de que conozca otra lengua permite recuperar el lenguaje a partir de uno de los dos. No se sabe con certeza cuál de las dos lenguas volverá a utilizar primero.
Según Paradis, en la afasia no hay que hablar de pérdida sino de inhibición del lenguaje. Así, por ejemplo, sucedió a un alemán que aprendió de pequeño a hablar castellano cuando emigró a la Argentina. Al sufrir una afasia, su recuperación del idioma castellano partió de las palabras que recordaba del alemán.
El mismo cerebro para todos
Paradis estudió la organización de dos o más idiomas en el cerebro y los procedimientos en el uso de la lengua. Gracias a esto logró mejorar la recuperación del lenguaje en los bilingües. En su visita a la ciudad, donde dictó una conferencia sobre el tema, explicó a La Capital que "no existe ningún mecanismo en el cerebro del bilingüe que no exista en los monolingües. La diferencia está en que los bilingües utilizan en la expresión algunos mecanismos mientras quienes manejan una sola lengua enfatizan otros".
Al respecto, Paradis aclaró que cuando nos expresamos el cerebro pone en acción cuatro mecanismos. El primero está compuesto por las competencias implícitas del lenguaje (la gramática). El segundo se refiere a los conocimientos metalingüísticos, que incluye a los contenidos propios del idioma. El tercero, está relacionado con el acto de hablar, en el cual se accionan mecanismos pragmáticos, posibilitando la comprensión, es decir, la habilidad de inferir lo que el emisor quiere decir al expresarse. No lo que uno dice sino lo que quiere decir. Por último la motivación del mensaje que va acompañada de los afectos, remarcó.
Estos cuatro mecanismos son utilizados tanto por unilingües como por bilingües. La única diferencia es que quienes hablan una lengua utilizarán más algunos y los bilingües accionarán otros. Por ejemplo, si un bilingüe conoce poco de la gramática del segundo idioma utilizará más otros mecanismos, como la pragmática. Esto sucede, por ejemplo, a un argentino que sabe inglés al escuchar hablar a un londinense. Mientras intenta entender lo que le dice (gramática) centrará su atención en los gestos y los movimientos de los labios para comprender el sentido de las palabras (pragmática)", aclaró Paradis. "En cambio, para hablar el primer idioma se utilizará más la gramática que la pragmática", agregó.
El mecanismo metalingüístico se pone en acción cuando se aprende una lengua en la escuela, de pequeños. Se conocen muchas reglas del lenguaje que se aplicarán al hablar pausadamente, pensando cada palabra. Como sucede a un argentino cuando habla con un extranjero. En cambio, los que manejan una sola lengua no centran la atención en la gramática, utilizan más las competencias implícitas del lenguaje. Esto sucede en la charla coloquial, donde no se presta atención a la gramática.
Sin palabras
Cuando una persona sufre un accidente y pierde el lenguaje, seguramente se dañarán las competencias implícitas del lenguaje, tanto en unilingües como en bilingües. Sin embargo, Paradis explicó que "estos últimos tendrán mayores conocimientos metalingüísticos porque estudiaron a fondo la gramática".
El especialista sostuvo que para recuperar a un afásico bilingüe se pueden utilizar los conocimientos de la lengua que no están afectados. "Hay diferentes caminos para recuperar los idiomas. Lo primero es detectar con precisión qué pérdida se produjo en cada uno".
Para esto el especialista canadiense ideó el test para bilingües afásicos (BAT Bilingual Afasian Test). Se trata de un cuestionario especialmente diseñado para detectar el grado de la pérdida del lenguaje en cada caso. El test actualmente se ha traducido en más de 65 idiomas y lo utilizan terapistas del lenguaje de todo el mundo. Se está preparando una traducción para la Argentina.
"El test se toma en los dos idiomas. Son exactamente equivalentes entre sí, porque si uno fuera más fácil que otro, fallaría la prueba", señaló el experto. El cuestionario está armado en 65 lenguas, con sus variaciones, como vasco, catalán, español-americano o español-europeo. Cada uno de ellos contiene 32 secciones que prueban cuestiones afectadas por la afasia. Se prueban las repeticiones, la comprensión, la redacción, el sentido de la letra, de las oraciones y los párrafos.
Paradis remarcó la importancia de testear rigurosamente los dos idiomas y de descubrir qué anda mal en cada uno, porque "el paciente puede creer que recuperó un lenguaje mejor que el otro, lo que le llevará a tomar decisiones como abandonar el país, cuando en realidad no sabe si es verdad. Además, al conocer los desperfectos de cada uno se puede trabajar mejor".
La presidenta de la Fundación Argentina de Afasiología, Silvia Rubio, es la responsable de la traducción del test para que pueda utilizarse en el país.